■ Fueron alimentadas con las variedades NK603 y MON810 de Monsanto
Maíces transgénicos afectan fertilidad y talla de crías en ratas de laboratorio
■ Greenpeace presentará el reporte del estudio a Ssa, Semarnat y Sagarpa
Según un estudio científico financiado por el gobierno de Austria y difundido ayer por la organización ambientalista Greenpeace, la cruza de maíz transgénico NK603 y MON810 de la empresa trasnacional Monsanto, la cual pretende sembrar en México y que ha sido detectada en Chihuahua, afecta la fertilidad y talla de las ratas y provoca en estos roedores menor número de crías.
El reporte, Efectos biológicos a largo plazo en la reproducción de ratas alimentadas con maíz transgénico NK603 y MON810, fue financiado por el Ministerio de Agricultura y Salud de Austria y dirigido por Jüggen Zentek, profesor de Medicina Veterinaria de la Universidad de Austria.
En entrevista, Aleira Lara, coordinadora de la campaña de transgénicos de Greenpeace, recordó que en 2004 la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, dependiente de la Secretaría de Salud (Ssa), autorizó esta variedad de grano para su consumo, sin evaluaciones previas de científicos independientes, confiando únicamente en los reportes emitidos por Monsanto.
“Greenpeace está denunciando, junto a otras organizaciones campesinas, como el Frente Democrático Campesino, El Barzón y el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, la complicidad del gobierno mexicano con las empresas trasnacionales. En lugar de fungir como autoridades de inspección y vigilancia, lo están haciendo como promotoras de las grandes trasnacionales, poniendo en riesgo el medio ambiente, la salud humana y animal y la diversidad genética de nuestro maíz como centro de origen de 59 razas y de 200 variedades adaptadas”.
Los científicos austriacos realizaron pruebas de alimentación de largo plazo con ratas de laboratorio. El estudio fue llevado a cabo por más de 20 semanas. Considerando que las ratas tienen una nueva camada cada tres o cuatro semanas, esto incluye unas cinco a seis generaciones. Uno de los estudios fue la evaluación reproductiva para crías continuas, en el cual la misma generación de padres criaron varias camadas. Un grupo de padres fueron alimentados con una dieta que contenía 33 por ciento de una variedad de maíz transgénico (NK 603 o MON 810), y otro grupo con un maíz convencional. La disminución en número de crías, talla y peso de la camada de padres alimentados con trangénicos fue más significativa en la tercera y cuarta camadas en comparación con el grupo de control.
Según Lara, este daño no es irreparable, y así como con este tipo de estudios, gobiernos de Europa están prohibiendo el consumo de esta variedad en sus países, México debería hacer lo mismo.
La ambientalista informó que esta semana Greenpeace hará llegar este estudio a las secretarías de Salud, Medio Ambiente (Semarnat) y Agricultura (Sagarpa) para que asuman su responsabilidad de vigilancia y respeten la legislación, ya que la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados establece (artículo 69, fracción II) que la Ssa puede revisar y revocar los permisos cuando se cuente con información científica adicional que modifique condiciones, limitaciones o requisitos bajo los cuales se otorgó.