■ Susana Zabaleta y monjes, acompañados por músicos de Rotterdam, amenizaron la función
Con película sobre Buda, representativa del cine mudo de India, clausuraron festival
■ La cinta Prem Sanyas, dirigida por Franz Osten, fue coproducida por Alemania en 1925
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Durante la función de clausura del primer Festival Internacional de Cine Budista
Foto: Andrea López
El primer Festival Internacional de Cine Budista de la ciudad de México culminó con el público lanzando arroz al aire y pidiendo en tibetano que su dios gane, en la función de clausura.
Se trató de la cinta muda Prem Sanyas (La luz de Asia, 1925), dirigida por Franz Osten, que narra la historia de cómo el príncipe Siddharta llegó a ser Buda.
La proyección, en el auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes, se acompañó con música en vivo, interpretada, entre otros, por monjes del monasterio Gaden Jamgonling Katmandú (Nepal), Sidartha Siliceo (cítara), músicos del Conservatorio de Rotterdam y la soprano mexicana Susana Zabaleta, la figura más publicitada del encuentro.
Sidartha Siliceo estudió con Ravi Shankar en India.
La cantante representaba a la princesa Gopa, con la cual se casa el príncipe Siddharta. Le ponía voz a su alegría, su amor y su posterior dolor.
La primera escena en la cual intervino Zabaleta fue cuando Siddharta Gautama es seducido por la princesa. Quizá para interpretar mejor su papel e intentar seducir a todo el público, llevaba un vestido con una apertura que llegaba casi hasta la cadera y mostraba su pierna izquierda y parte de la derecha. El contraste con la vestimenta de los monjes y los músicos en atavíos hindúes era evidente.
El escenario estaba decorado con pétalos anaranjados, rojos y blancos que formaban varias figuras, entre ellas dos mantras. Los músicos estaban en semicírculo, sentados sobre unas tarimas.
Al entrar al auditorio, se le entregó al público unas hojas con mantras que se entonaron al principio y al final de la cinta.
El largometraje mudo, restaurado por el Instituto Británico de Cinematografía, fue proyectado con los textos originales en inglés, así que quien no sabía ese idioma, se quedó con las ganas de saber por qué Gautama decidió escapar del idílico castillo en el cual su padre, el rey, lo encerró para que no atestiguara la muerte, el sufrimiento, la vejez y la enfermedad. Tampoco se enteró de cuál fue la conclusión a la cual llegó después de los 40 días y noches que pasó sentado debajo del árbol bodhi.
Prem Sanyas (Alemania-India) fue filmada sin usar estudios ni maquillaje. Muchos de los que salen en la película actúan de sí mismos: incluso, supuestamente, un moribundo de verdad era un moribundo.
Para la época fue una superproducción: participaron miles de extras y contó con el apoyo del marajá de Jaipur, quien prestó docenas de elefantes.
Los monjes del monasterio, además de cantar, tocaron instrumentos como los dung chen (especies de trompetas larguísimas que emiten un sonido grave), platillos y un tambor.
La clausura fue encabezada por el lama Tenzin Wangyal Rimpoché, presidente honorario del festival y director de Garuda Asociación Cultural Tibetana. Él es maestro de la tradición budista bön.
Asimismo participó Leónides Guadarrama, director del festival, y estuvo presente Gaetano Kazuo Maida, director del Festival Internacional de Cine Budista (no confundirlo con su versión mexicana, éste tiene su sede en California).
Así culminó la primera edición del festival, que ofreció un abanico de películas de ficción y documentales, algunas de las cuales mostraron aspectos poco conocidos del budismo.
También se llevaron a cabo ceremonias y conferencias en las cuales la ciencia fue el tema principal: cómo el yoga y la meditación budistas pueden ser usadas por enfermos de cáncer, por ejemplo. Participaron investigadores del Centro del Cáncer MD Anderson, de la Universidad de Texas.
El primer festival Internacional de Cine Budista de la Ciudad de México fue organizado por la Fundación Cultural Samaya Arte para la Paz, asociada con el Instituto Tecnológico de Masachussetts y la Sociedad Fílmica Budista Internacional, además de contar con el apoyo de organizaciones mexicanas, como Garuda Asociación Cultural Tibetana.