Reporte Económico
Pensiones en entredicho (primera de dos partes)
Dos hechos recientes han puesto de nueva cuenta en la mira 2 los sistemas privatizados de pensiones: 1) las pérdidas sufridas por millones de trabajadores en México y otros países por la actual crisis financiera originada en Estados Unidos, y 2) la decisión de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, de crear un Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones que reunifica bajo el control y responsabilidad del Estado este vital segmento, privatizado años atrás.
La decisión argentina es por principio –falta por ver cómo la administran– de enorme valor político, pues allá, tal como aquí los corporativos trasnacionales se habían apoderado del sistema de pensiones, convirtiéndolo en negocio expropiatorio del ahorro social; económico, pues recupera para la nación el uso productivo del cuantioso ahorro pensionario, y social, en la medida en que restituye a las pensiones el carácter redistributivo-solidario, donde quienes mejor ganan aportan proporcionalmente más en apoyo de los que ganan menos y aportan muy poco, constituyéndose además el estado, en garante de que los fondos de las pensiones no serán erosionados y llegarán a convertirse en una razonable seguridad económica para la edad del retiro.
En México, el mal funcionamiento, los abusos, la complejidad, la falta de información veraz, y la desnacionalización de las Afore marcan, como en todos los países donde fue impuesto el modelo, la misma trayectoria decadente y socialmente disfuncional que lo tipifica.
A 11 años de su puesta en marcha (1997), el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) ha sido objeto de múltiples cambios en la propiedad de las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore), en su operación, en las comisiones, en la estructura de las Sociedades de Inversión Epecializadas en Fondos para el rrtiro (Siefore), en la asignación a éstas de los derechohabientes y en la permisividad en el uso de los recursos.
Las Afore, como se sabe, funcionan como una casa de bolsa, y al igual que éstas administran diversos fondos de inversión (en este caso las Siefore) integrados con diversos instrumentos financieros que, según su peso en la “canasta”, aumentan o disminuyen el riesgo de pérdidas o las posibilidades de ganancia.
Al principio, cada Afore únicamente contaba con una Siefore (básica) que invertía sólo en valores de renta fija (fundamentalmente gubernamentales) sin riesgo alguno. En octubre de 2001, sin embargo, la Consar (Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro) cambió –de acuerdo con los intereses de las Afore– las reglas del Régimen de Inversión, permitiéndoles adquirir instrumentos en moneda extranjera, realizar operaciones con instrumentos de cobertura (derivados), y un mayor margen (hasta 35%) para adquisición de títulos de empresas privadas, entre otras medidas.
En teoría, estas flexibilizaciones no afectarían a ningún trabajador pues, como se había establecido originalmente, todos estarían inscritos en una Siefore básica, (cero riesgo) y sólo mediante su aceptación expresa por escrito se les podría pasar a un segunda Siefore con inversión parcial en instrumentos de rendimiento variable (con riesgo), pero en la realidad todo el sistema fue adaptándose a la conveniencia de los corporativos dueños de las Afore, de modo que a la fecha:
1) Cada Afore cuenta con cinco Siefore básicas, a cada una de las cuales los trabajadores son asignados, sin elección, según su edad: a la Siefore Básica 1 (SB, única sin riesgo) van todos los afiliados de 56 años o más, a la SB-2, los de 46 a 55; a la SB-3, los de 37 a 45; a la SB-4, los de 27 a 36, y a la SB-5, los de 26 años o menos. El problema desde luego no es la asignación por edades, sino que cada Siefore tiene una composición de riesgo y rendimientos distintos y no hay opciones (Gráfico 1).
2) Al cierre de septiembre pasado, de la cartera total de las Siefore 87% estaba invertido en instrumentos de renta fija (sin riesgo) y 13% en instrumentos de renta variable (índces accionarios y otros), con mayor o menor riesgo de pérdida (Gráfico 1).
Esta composición de las inversiones es distinta en cada Siefore y su riesgo va de cero en las Siefore básicas 1 (que sólo incluyen renta fija), al 18.4% que es el componente variable de las Siefore básicas 5, componente cuyos desplomes recientes en las bolsas de valores explican las pérdidas o “minusvalías” en las cuentas individuales de la mayoría de los derechohabientes.
3) En un país que requiere imperiosamente elevar su inversión productiva, no es aceptable que su ahorro social (al igual que grandes sumas del privado) se vaya al extranjero. De los recursos totales que manejan las Afore, 12.2% se invierten afuera: 6.3% en valores internacionales de renta variable y 5.9% en otros valores internacionales de deuda, variando según cada Afore (Gráfico 2).
4) Hasta este año cada trabajador podía elegir entre pagar a la Afore una comisión por flujo (básicamente sobre la aportación bimestral que realiza) o por saldo (sobre el monto total de su cuenta individual); a partir de marzo pasado, sin embargo, se desapareció la comisión por flujo y ahora todos los derechohabientes pagan obligatoriamente comisiones a su Afore sobre el saldo de su cuenta, hayan o no hecho aportaciones e independientemente de si hay ganancia o pérdida.
Datos de las Afore.- Al 30 de septiembre, las 18 Afore en operación manejaban en total casi 39 millones de cuentas (muchas de ellas pasivas), y un total de recursos de 868 mil millones de pesos (7.3% aproximando del PIB). Las tres principales Afore son: Banamex (Citigroup), Bancomer de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria e ING (Internationale Nederlanden Group) (Gráfico 3).
UNIDAD TÉCNICA DE ECONOMÍA SA de CV • ciudad de México • Teléfono / Fax: 5135 6765 • [email protected]