Las becas como anzuelo
Tanya Tovar Rodríguez, estudiante del último semestre de la carrera de ingeniería petrolera en la Facultad de Ingeniería (FI) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), obtuvo hace dos meses una plaza de becaria en la empresa Schlumberg. “Mi objetivo es quedarme ahí por las oportunidades de desarrollo”, dice. De entrada, su salario sería de 20 mil pesos, por ser recién egresada.
La estudiante ingresó el programa de evaluación y rentabilidad de la compañía francesa hace un par de meses y le faltan otros dos para concluirlo. Colabora sólo mediodía y recibe un apoyo económico mensual de 3 mil 500 pesos, así como aseso-rías y materiales para su proyecto de titulación.
“El objetivo es que ellos vean cómo te desempeñas, con la posibilidad de entrar a trabajar. Lo calificaría de un proceso de enamoramiento: si a ti te gusta la empresa, y si a ellos les agrada cómo trabajas, ambos conseguimos nuestro objetivo”, afirma.
Un profesor le recomendó solicitar una beca directamente en Schlumberg, aunque, dijo, también se dan procesos de reclutamiento en la propia institución. “Nos piden subir el currículo a una página de Internet, lo revisan y, con base en perfiles y promedios, nos llaman. A mí me hicieron dos entrevistas en recursos humanos, una en español y otra en inglés. Te preguntan aspectos personales y escolares. Posteriormente pasas a otra con la persona que sería tu jefe directo y así deciden si te aceptan.”