■ Proyectan su cinta El espíritu de Tupaj Katari
El cine de derechos humanos, una realidad hoy en Bolivia, afirma Humberto Mancilla
Ampliar la imagen Indígenas aymaras reunidos cerca de los altares instalados con motivo del Día de Muertos, en un cementerio en El Alto, Bolivia Foto: Ap
Tupaj Katari (cuyo nombre real era Julián Apasa) es una figura esencial en la historia de la liberación y emancipación de los pueblos indígenas en Bolivia. El aymara adoptó su nombre en memoria de dos luchadores sociales: Tupaj Amaru (José Gabriel Condorkanqui) y Tomás Katari.
El alma de este héroe inspiró al cinedocumentalista boliviano Humberto Mancilla para hacer una metáfora de la llegada al poder de un indígena: Evo Morales. El espíritu de Tupaj Katari (título que dio a su documental) “es el cuerpo que vuelve a unirse después de mucha muerte; es la movilización del pueblo, de los mineros para impedir un nuevo engaño en la ciudad de Sucre. El espíritu sirve para explicar el pasado, presente y futuro de Bolivia”.
Cierra ciclo El Séptimo Ojo es Tuyo
El espíritu de Tupaj Katari, así como otros documentales, fueron proyectados gratuitamente en el Centro Cultural José Martí, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, dentro de un muestra de cine boliviano llamada El Séptimo Ojo es Tuyo, que se efectúa con motivo del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El documental cierra el ciclo este viernes a las 15 horas.
“Lo que busco con el documental es explicar que el espíritu de Tupaj Katari es el cuerpo social de Bolivia. A lo largo de estos años, sobre todo en las dos pasadas décadas, los movimientos sociales han construido una especie de salida pacífica hacia la vida democrática, a partir de la capacidad de organización de los entes sociales. La cinta gira sobre el primero de enero de 2006, cuando Evo Morales fue electo presidente, pero aún no tomaba posesión del cargo y regresó a Ayllu, donde reiteró su posición como parte de la comunidad”, comentó Mancilla en entrevista.
Según el realizador “Evo está en el poder sustentado por los movimientos sociales. Recoge la demanda, interpreta exactamente lo que plantea el movimiento social. Recibe un encargo social. La calle es el espacio donde se ha dilucidado este problema de mayorías y minorías. Antes había una mentalidad colonialista en el manejo de los asuntos públicos. Cuando llega a la presidencia se devela que la mayoría es gente indígena. Evo es capaz de sacar al Ejército y a los pueblos en un desfile cívico para inaugurar la asamblea constituyente, que significa el diálogo verdadero de la propia cultura, que antes estaba occidentalizada; hoy día la cultura es de nacionalidad boliviana”.
En opinión del documentalista, actualmente en Bolivia se vive una revolución cultural, “en la que los indígenas han hecho avances increíbles. Bolivia era una nación excluyente, pero cuando llegó Evo se volvió lo contrario. Por eso las artes, entre ellas el cine de derechos humanos, son la recuperación de ese imaginario prohibido no entendido. Hoy día nosotros recuperamos los espacios que nos negaban, porque antes no teníamos la posibilidad de ver siquiera el cine independiente de otros países. Nos habían controlado el imaginario por todos lados. Ahora hasta proyectamos cine africano en comunidades quechuas o aymaras”.
Mancilla aseguró: “Otro derecho que tenemos es ver cine y no necesariamente el hollywoodense, de fábrica, sino un cine social alternativo de bajo presupuesto. Por eso el objetivo como festival es crear el diálogo intercultural”.
El espíritu de Tupaj Katari se proyectará hoy en el Centro Cultural José Martí, ubicado en Dr. Mora 1, colonia Centro, a las 15 horas; la entrada es libre.