De alimañas y víboras prietas...
En México hay clasificadas 31 especies de alacrán, de las cuales nueve son peligrosas para el ser humano. Las especies más tóxicas se distribuyen en la extensa área comprendida entre la Sierra Madre Occidental y el océano Pacífico, desde Sinaloa hasta Oaxaca, siendo los estados con mayor incidencia de estos insectos Morelos, Nayarit y Colima. En otras zonas, como el Distrito Federal, rara vez puede haber un alacrán peligroso, pero a veces llegan en cargamentos de frutas o verduras.
Su veneno contiene neurotoxinas que alteran la información enviada por el cerebro a las células encargadas de los impulsos nerviosos involuntarios, como respirar o hacer latir el corazón y, si altera los músculos del abdomen, la persona puede morir por asfixia en 20 o 30 minutos.
Serpiente coralillo: En México existen 14 especies, la mayoría en Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Chiapas. Aunque inyecta poca cantidad de veneno, éste contiene neurotoxinas de gran potencia que bloquean la unión neuromuscular y terminan paralizando a la víctima. En el peor de los casos, el veneno paraliza el corazón y los músculos del diafragma, provocando la muerte por asfixia en pocos minutos.
Víboras venenosas: En México existen 32 especies de víbora cascabel y su ecosistema va desde desiertos hasta zonas de montaña con pinos y encinos. Su distribución es amplia en la República Mexicana. De hecho, en la zona del Ajusco, en el Distrito Federal, viven tres especies; sin embargo, las más peligrosas se encuentran en Sonora, Chihua-hua, Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz, Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Coahuila, Nayarit, Guerrero y Michoacán. Su mordedura causa mucho dolor, caída de la presión arterial, destrucción de músculo y piel, trastornos de coagulación, lo cual puede causar muerte por hemorragia cerebral o insuficiencia renal al cabo de 6 a 8 horas. La nauyaca se ubica en la costa del océano Pacífico desde el extremo sur de Sonora hasta Michoacán y, por el Golfo de México, desde Veracruz hasta Chiapas.
Su veneno es muy potente por tener efecto miotóxico y hemolítico. Las mordeduras de esta especie se producen principalmente en las extremidades inferiores de las personas que trabajan en el campo, causando neocrosis que, de complicarse, puede causar la muerte.