¡Todo es posible!
¿Quién de nosotros no se ha quedado sin palabras? Brotan las lágrimas. Lágrimas de júbilo. Lágrimas de alivio. Un asombroso y avasallador alud de esperanza en un momento de profunda desesperación.
En una nación fundada sobre el genocidio y construida sobre las espaldas de los esclavos, fue un momento inesperado, impactante por su sencillez: Barack Obama, un hombre bueno, un negro, dijo que llevaría el cambio a Washington, y a la mayoría del país le gustó la idea. Los racistas estuvieron presentes a lo largo de la campaña y en las urnas, pero ya no son mayoría, y nos tocará ver en vida cómo se extingue su llama de odio.
La noche del martes ocurrió, también por primera vez, otro hecho importante. Nunca en nuestra historia había sido electo a la presidencia, en tiempos de guerra, un pacifista declarado. Espero que el presidente electo Obama lo recuerde cuando piense en expandir la guerra en Afganistán. La fe que ahora tenemos se perderá si olvida el tema principal con el cual venció a sus correligionarios demócratas en las primarias y luego a un gran héroe de guerra en la elección general. El pueblo estadunidense está cansado de la guerra. Cansado y asqueado. Y su voz se escuchó clara y fuerte este martes.
Han pasado 44 años imperdonables desde la última vez que un demócrata recibió apenas 51 por ciento del voto para presidente. No fue porque la mayoría de los estadunidenses no simpatizaran con los demócratas, sino porque rara vez les vieron agallas para cumplir lo que prometían o para defender a los trabajadores que afirman apoyar. Bueno, aquí está su oportunidad. Se les ha concedido mediante el voto popular, bajo la forma de un hombre que no es un grillo profesional, ni un burócrata que haga de Washington su modus vivendi. ¿Se volverá uno de ellos, o los obligará a ser más como él? Rogamos que sea lo segundo.
Pero hoy celebramos el triunfo de la decencia sobre el ataque personal, de la paz sobre la guerra, de la inteligencia sobre la creencia de que Adán y Eva anduvieron sobre el lomo de dinosaurios hace apenas 6 mil años. ¿Cómo será tener un presidente inteligente? La ciencia, desterrada durante ocho años, regresará. Imaginemos lo que será apoyar a las mentes más avanzadas de la nación mientras buscan curar la enfermedad, descubrir nuevas formas de energía y trabajar para salvar el planeta. Sí, ya sé, pellízquenme.
Pudiera ser también que veamos una época de reconfortante apertura, de ilustración y creatividad. Las artes y los artistas ya no serán vistos como el enemigo. Tal vez se explorará el arte para descubrir mayores verdades. Cuando FDR subió al poder, después de su aplastante victoria en 1932, lo que siguió fueron Frank Capra y Preston Sturgis, Woody Guthrie y John Steinbeck, Dorothea Lange y Orson Welles. Toda la semana se me han venido encima los medios para preguntarme: “Caray, Mike, ¿qué vas a hacer ahora que Bush se va?” ¿Bromean acaso? ¿Cómo será trabajar y crear en un ambiente que cultive y apoye el cine y las artes, la ciencia y la invención, y la libertad de ser lo que uno quiera? ¡Ver florecer un millón de flores! Hemos entrado en una nueva era, y si pudiera resumir nuestro primer pensamiento colectivo en esta nueva era, sería éste: Todo es Posible.
¡Un afroestadunidense ha sido electo presidente de Estados Unidos! ¡Todo es posible! Podemos arrebatar nuestra economía de manos de los ricos inconscientes y devolverla al pueblo. ¡Todo es posible! Se puede garantizar atención a la salud a todo ciudadano. ¡Todo es posible! Podemos dejar de derretir las placas de hielo polares. ¡Todo es posible! Los que hayan cometido crímenes de guerra serán llevados ante la justicia. Todo es posible.
En realidad no tenemos mucho tiempo. Hay mucho trabajo que hacer. Pero ésta es una semana para que todos nos regocijemos en este gran momento. Seamos humildes. No tratemos a los republicanos que tengamos a nuestro alrededor como ellos nos trataron estos ocho años. Mostrémosles la gracia y bondad que Barack Obama exudó a lo largo de la campaña. Aunque le lanzaron todos los insultos de su repertorio, él se negó a rebajarse y a devolverles el lodo. ¿Podremos seguir su ejemplo? Será difícil, lo sé.
Quiero agradecer a todos los que aportaron su tiempo y recursos para que esta victoria ocurriera. Ha sido un largo camino y se ha infligido enorme daño a esta gran nación, para no mencionar el causado a tantos de ustedes que han perdido su empleo, que han ido a la quiebra por pagar facturas médicas o que han sufrido porque un ser amado fue enviado a Irak. Ahora trabajaremos para reparar ese daño, y no será fácil.
Pero, ¡vaya forma de empezar! Barack Hussein Obama, presidente número 44 de Estados Unidos. ¡Órale! En serio: ¡Ooórale!
Traducción: Jorge Anaya