Usted está aquí: viernes 7 de noviembre de 2008 Mundo Cumplir las expectativas del “cambio”, el gran desafío que enfrenta Obama

■ Continúan los festejos en EU por el triunfo del demócrata y el final de la era Bush

Cumplir las expectativas del “cambio”, el gran desafío que enfrenta Obama

■ Levantan en Washington un muro con más de 50 mil mensajes de apoyo al futuro gobernante

David Brooks (Corresponsal)

Ampliar la imagen Miles de mensajes de apoyo a Barack Obama en el obelisco, en Washington Miles de mensajes de apoyo a Barack Obama en el obelisco, en Washington Foto: Reuters

Nueva York, 6 de noviembre. “Declarábamos que ‘sí se puede’, y ahora demostramos que sí se pudo”, afirman por todas partes quienes siguen festejando la elección de Barack Obama, pero ahora la pregunta, casi sin pausa, es si se podrá cumplir con las expectativas de un cambio despertadas por el presidente electo en este país.

Por ahora, más que el cambio en sí, lo que más se escucha es la palabra esperanza. Después de ocho largos años (la portada de la revista The New Yorker lo ilustra con un dibujo de un túnel donde se alcanza a ver a lo lejos una luz, con el encabezado Un túnel muy largo), de lo que los historiadores ya califican como tal vez la peor presidencia de este país, la mayoría no está analizando las políticas ni el equipo que propone el nuevo presidente, sino simplemente el hecho de que 64 millones de electores votaron –contra las dudas, el racismo y a pesar de la inexperiencia y el apellido– por la promesa de algo nuevo, algo diferente, algo que rompe con un pasado tanto histórico como reciente, y simplemente recordar cómo se siente la esperanza.

Un enorme muro de papel en Washington tiene ya más de 50 mil mensajes de apoyo y felicidad dedicados a Obama. Las conversaciones en los cafés, las escuelas, en las esquinas, en iglesias y otros espacios, no cesan de hablar de lo que sucedió. La gente cuenta cómo negros, blancos, latinos y asiáticos se abrazaban en Times Square en Nueva York, o en Grant Park en Chicago, o frente de la Casa Blanca en Washington.

En algunas calles de Nueva York desconocidos se miraban a los ojos e intercambiaban una sonrisa sin decir nada (algo casi nunca visto en esta ciudad tan famosa por el anonimato que se guarda en una ciudad con tal concentración de gente).

Varios estadunidenses en el extranjero también reportan sentir un gran alivio con la elección, ya que, como dijo uno en Europa, “ya no tengo que seguir sintiéndome tan avergonzado de mi gobierno”. La agencia Ap informó que un corresponsal estadunidense en Austria recibió un beso inesperado de una mujer que por casualidad lo escuchó hablando el inglés americano.

Los estadunidenses están sorprendidos por la reacción en otras partes del mundo, y los medios informan que periódicos extranjeros como el tabloide británico The Star encabezó: Un gran salto para la humanidad, mientras el Jerusalem Post ofreció “Mazel Tov, Obama” (Buena Suerte) con las felicitaciones oficiales, algunas de las cuales van mucho más allá del simple mensaje protocolario.

Y al mismo tiempo que se festejaba el triunfo de Obama, también se celebraba el final de George W. Bush. David Letterman, el famoso conductor del programa nocturno de charla Late Show en CBS, dijo anoche: “creo que hablo de parte de la mayoría de los estadunidenses cuando digo ¿a alguien le molesta si él empieza un poco antes?”, en referencia a que Obama sustituirá al actual inquilino de la Casa Blanca hasta dentro de dos meses.

Algunos comparan la relativamente joven “primera familia” que pronto ocupará la Casa Blanca con la era de John F. Kennedy (de hecho, Obama es el primer senador electo presidente desde Kennedy), y proclamando un nuevo “Camelot”, la imagen casi mítica, y en gran medida ficticia, que se construyó alrededor de esa presidencia.

¿Y ahora qué?

Todo esto ha generado expectativas, tanto de sustancia como simbólicas, que son percibidas tal vez como el primer problema para el presidente electo.

Enfrentando la peor crisis económica desde la Gran Depresión y dos guerras, más una larga lista de “crisis” (energética, infraestructura, ambiental, migración, etcétera), Obama procede a la integración de un nuevo gobierno para abordar todos estos desafíos de inmediato. Pero el elenco que se menciona ya está generando preocupaciones sobre si el nuevo gobierno cumplirá con sus promesas de “cambio”

Todo esto ha desatado un intenso debate sobre cómo gobernará. Algunos comentan que no hay que esperar un gobierno progresista, sino centrista. Otros recuerdan que entre los principales donantes a la campaña estaban los sectores financieros, de bienes raíces y otros, y que entre sus asesores externos estaban banqueros y gente como Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del planeta. Otros más siguen ilusionados y creen que aunque será pragmático, su enorme apoyo de sectores populares tan diversos permitirá que recuerde sus compromisos con sectores sociales.

Organizaciones sociales y políticas de una amplia gama ya están enviando mensajes a Obama a través de declaraciones y boletines de prensa, desde agrupaciones de derechos humanos, a los que proponen que la prioridad sea el combate a la pobreza mundial, hasta los que creen que lo más importante es cerrar Guantánamo, o el peligro ambiental, o la relación con Cuba, o con África y así, una lista cada vez más larga.

Esto apenas empieza y tal vez el desafío más inmediato para el presidente electo es cómo manejar las expectativas populares, las cuales son enormes con una abrumadora mayoría del país esperando un cambio de dirección y con ello indicaciones de que la situación económica, como la de la guerra, entre otras, mejoren cuanto antes.

Obama, en su discurso la noche de su triunfo, ya intentaba recordar que los grandes desafíos del país no se podrán resolver de inmediato, ni tal vez en un año, ni quizás en su primer periodo.

Pero hay impaciencia en un país al que se le ha sido prometido un cambio.

 
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