Economía Moral
■ Principios de Medición Multidimensional de la Pobreza (MMP) / III
■ Las necesidades superiores dependen menos de la producción
En la entrega anterior (31/10/08) enuncié el principio de totalidad: “tomar en cuenta todas las necesidades (N), todos los satisfactores (S) y todas las fuentes de bienestar (FBE) o recursos); definí N y S, y fundamenté y presenté tipologías de N, S y FBE. Hoy interrelaciono estas tres dimensiones y muestro el reduccionismo de la Economía Política de la Pobreza (EPP).
Los S principales de las N fisiológicas y de seguridad (como alimentación, refugio y seguridad), son objetos (bienes y servicios: alimentos, vivienda y servicios de seguridad), e instituciones (familia y seguros), mientras los S secundarios son actividades como comprar, cocinar, limpiar. Las FBE principales requeridas para acceder a estos S son las agrupadas como recursos económicos convencionales: ingreso corriente, activos básicos y no básicos, y acceso a bienes y servicios gratuitos, y son FBE secundarias el tiempo (disponible) y los conocimientos/habilidades. (Véase gráfica sobre uso del tiempo). Típicamente, los alimentos y los seguros privados se compran con recursos monetarios derivados del ingreso corriente o de los activos no básicos; la vivienda suele ser activo básico propio; los servicios de seguridad suelen ser bienes públicos proporcionados gratuitamente por el Estado; la seguridad social se paga por anticipado con financiamiento tripartito o bipartito.
La satisfacción de las N cognitivas (saber, entender) depende de dos S principales: actividades del sujeto (leer, investigar), y conocimientos/teorías; y del satisfactor secundario objetos (servicios educativos, libros). Las FBE principales para acceder a estos S son el tiempo (dedicado a la lectura, etcétera) y conocimientos/habilidades requeridos; desempeñan el rol de FBE secundarias: los recursos monetarios para adquirir objetos como libros y computadoras, y el acceso a bienes y servicios gratuitos (BSG) (como servicios educativos y bibliotecas).
Para la S de las N emocionales (amistad, amor, pertenencia) y de estima (reputación), el S principal son las relaciones, mientras las actividades con pareja o amistad, las capacidades emocionales y profesionales asociadas, y los objetos (como espacio privado, anticonceptivos, restaurantes) son S secundarios. La FBE principal para las relaciones es el tiempo personal dedicado a su cultivo y los conocimientos/habilidades asociados. Los recursos monetarios para el acceso a los objetos requeridos como S son FBE secundaria. Por último, para las N de crecimiento (donde he ubicado los logros que forman la base de la autoestima y de la autorrealización) los S principales son las actividades y capacidades del sujeto. Estas actividades requieren objetos que son S secundarios (como instrumentos musicales, computadora). Las FBE principales son el tiempo y los conocimientos/habilidades, desempeñando los recursos monetarios el papel de FBE secundaria. Hasta aquí la descripción de las interrelaciones entre los tres elementos que intentan aproximar la totalidad en sus interrelaciones.
Fuera de las N fisiológicas, donde el papel de S principal lo desempeñan los objetos y el de FBE principal los recursos económicos convencionales, en los otros grupos de N son otros los S principales (actividades y relaciones, sobre todo) y otras las FBE principales (tiempo y conocimientos/habilidades). Cuando el S dominante es un objeto, las FBE principales son los recursos económicos convencionales (ingreso corriente; activos básicos; activos no básicos; acceso a bienes y servicios gratuitos). En cambio, cuando los S principales son relaciones o actividades, las FBE principales son el tiempo (requerido para cultivar la relación o realizar la actividad) y los conocimientos/habilidades (que se ponen en juego en ambos casos). En todas las N se requiere tiempo personal que puede ser secundario (comer o a ir al médico), cobrar mayor centralidad (abasto y preparación de alimentos y cultivo de relaciones), o ser totalmente determinante (actividades que sustentan la autoestima, el desarrollo cognitivo y la autorrealización). Estas asociaciones no son casuales: se trata de un sistema de N-S-FBE que funciona de manera integrada. A medida que ascendemos en la escala de las N, los objetos van perdiendo importancia como S; la satisfacción de las N superiores depende menos de la “producción material” y más de la socialidad y del tiempo de libertad: en el futuro la economía será marginal.
Los enfoques convencionales de N1 sólo toman en cuenta las N fisiológicas y, parcialmente, las cognitivas. Reconocen sólo N como alimentación y vivienda. Algunos reconocen la N de educación, pero como medio para aumentar el capital humano (y los ingresos) y no como N cognitiva. Es decir, cercenan el corazón y una parte del cerebro del ser humano: cercenan sus dimensiones de ser social, intelectual y artístico, violando el principio de la totalidad en materia de N. Reconocen sólo los objetos (bienes y servicios) como S, y como única FBE los recursos económicos convencionales o, aun peor, sólo el ingreso corriente. Por tanto, incluso dentro de las N fisiológicas suelen desconocer que se requieren actividades (cocinar, abastecer, leer, estudiar) y no sólo objetos para satisfacerlas y, por tanto, que se requiere de los recursos tiempo, y conocimientos/ habilidades. Este triple reduccionismo de la EPP está estructuralmente interrelacionado, ya que omiten: 1) las N emocionales y de crecimiento (y con frecuencia las cognitivas); 2) excepto los ‘objetos’ todos los demás tipos de S: ‘relaciones’, ‘actividades’, etcétera asociados con las N omitidas; y 3) las FBE ‘tiempo’ y ‘conocimientos/habilidades’, asociados con los S omitidos. Son enfoques “mecanicistas” que conciben al ser humano como robot o ganado.
1 En Elementos para la crítica de la economía política de la pobreza (EPP) (Desacatos N° 23, 2007), distingo tres enfoques dentro de la EPP 1) el convencional de necesidades; 2) las búsquedas fallidas de un nuevo enfoque, que intentaron sustituir N por otros conceptos (Sen, por capabilities, Townsend, por estilos de vida); 3) el economicista dominante, que rechaza las N.