■ Las luchas contra las injusticias han propiciado movimientos a escala nacional
La resistencia, puerta a la conciencia y la organización entre los pueblos
■ En el ejido Joaquín Amaro adherentes a la otra campaña combaten las elevadas tarifas eléctricas
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La movilización de los indígenas es una reacción natural ante los numerosos engaños que padecen. En la imagen una mujer de Jalisco prepara su burro para participar en una protesta contra un proyecto de las autoridades de construir una carretera que afecta sus tierras
Foto: José Carlo González
Ejido Joaquín Amaro, Chis., 6 de noviembre. La lucha, al parecer menor, contra las tarifas eléctricas que les impone el gobierno federal, ha demostrado en Chiapas que la resistencia es una escuela de los pueblos. Iniciarla abre la conciencia, da pie a la organización comunal, y de ahí regional y nacional. Ha sucedido en muchas partes de la entidad.
En 2004, los pescadores de este ejido, en una margen del vasto estero Choconital, municipio de Pijijiapan, al fin obedecieron a su inconformidad de años y por mayoría decidieron no pagar la luz e impedir que los acreedores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) les suspendieran el suministro. Es un asunto de justicia: “Vimos que el consumo más alto paga menos. Y luego supimos que las grandes empresas ni siquiera pagan”, dice uno de los representantes de los tres pescadores que hablan con La Jornada.
Miembros fundadores del Consejo Regional Autónomo de la Zona Costa, y adherentes de la Sexta declaración de la selva Lacandona del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), hoy reclaman mejor atención a la salud, drenaje y agua potable de buena calidad.
“Nos han engañado tantas veces”, continúa el ejidatario que tiene sus “campos” de cultivo en el estero donde captura camarón y pescado, y ya trabaja en establecer un criadero de camarón autónomo. En El Fortín, otro pueblo del Consejo, lo han desarrollado, “y no les va nada mal”, comenta.
“Ser adherentes de la otra campaña es una experiencia buena, es otra forma de lucha. Nos permitió perder el miedo y sentirnos menos solos. Ahora no podemos dar la vuelta, tenemos que seguir pa´lante”, declara espontáneamente. “Nos apegamos a los acuerdos de San Andrés, demandamos que los respete el gobierno, y ahora pertenecemos a la Red Estatal de Resistencia al Pago de las Tarifas de Luz”.
Un momento culminante de su proceso fue cuando las mujeres del ejido Joaquín Amaro (también llamado ejido Tamaulipas) recibieron a la CFE a cubetazos de agua. Los técnicos, mojados, se vieron impedidos a cortar el servicio. “Amenazaron a las compañeras que las iban a acusar de secuestro”. Lo único que hicieron fue no regresar.
En esta comunidad de 3 mil 500 pobladores, la mayoría pertenece al Consejo Regional, y los que no, apoyan la resistencia a las tarifas, y casi nadie paga. El declarante ilustra: “En 2002, mi recibo era de 280 pesos. En 2004 pasaba de mil”.
Aquí, como en Tonalá, se subraya el hecho de que Chiapas produce la mitad de la energía eléctrica del país, y las tarifas son más elevadas. Como lo ponía ayer un maestro, “es como tener la vaca, pero la ordeña otro, y luego nos vende la leche como si fuera suya”.
Otro pescador interviene: “mediante el Consejo nos hemos asociado con otras cooperativas de la zona, y cuatro nos juntamos para lograr el encierro de camarón”. Y reconoce: “La resistencia ha motivado a la gente y estamos más unidos”. Piensan en otros proyectos, como una radio comunitaria. Habla con admiración de “los compañeros de la La Voz del Agua”, la emisora del pueblo amuzgo de Xochistlahuaca, Guerrero, y de la resistencia contra la presa La Parota, en el mismo estado. De hecho, se dispone a ir allá para el Encuentro Nacional sobre agua y luz este fin de semana.
Las comunidades costeras de Pijijiapan que pertenecen al Consejo, además de ésta, son San Isidro, Agua Tendida, La Conquista, El Fortín, Los Pinos, El Carmen, Isla San José y El Diamante. Cada una elige dos representantes para el Consejo, y mensualmente se reúnen de manera rotativa en sus distintas poblaciones. “Cada comunidad plantea sus problemas. No hay líderes ni jefes. Las discusiones son amplias y los acuerdos entre todos. Por eso los aciertos y los errores son colectivos, y así se asumen”.
Los gobiernos estatales de Pablo Salazar Mendiguchía y Juan Sabines Guerrero han puesto en marcha programas de subsidio (Luz vida mejor y Luz solidaria, respectivamente) que no resuelven los adeudos reclamados por la CFE, sólo suplen subsidios federales y buscan romper la resistencia: la “tarifa preferencial” no es aceptable. “Dejaríamos de molestar tanto si fuera justa, pero no lo es”, remarca.