■ No hemos recibido apoyo de los gobiernos local y federal, acusan
Exigen justicia familiares de víctimas fallecidas en tierra
■ Realizan homenajes de Estado a funcionarios y a nosotros nos ignoran
Con una urna en las manos en la que llevaba las cenizas de su hijo, Gilberto Vázquez, padre de Alan Christian Vázquez Vargas, muerto durante el percance aéreo del pasado martes en las Lomas de Chapultepec, acusó: a “los políticos les hicieron homenajes y a la gente que somos del pueblo nos hicieron a un lado, a pesar de que viven de nuestros impuestos”.
Alan Christian falleció cuando parte del avión en el que viajaban el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y otros funcionarios del gobierno federal, cayó sobre su automóvil, estacionado en la calle Monte Pelvoux.
Asimismo, con el dolor por la pérdida de su pareja, Hilda Rodríguez demandó una investigación a fondo de lo sucedido: “¡exigimos respuesta, que den con los responsables. Mi esposo era una persona inocente y lo mataron, y junto con él mataron a una familia entera!”
Entrevistados después de que fueron cremados los restos del joven de 28 años, los familiares de Alan Christian cuestionaron que mientras las autoridades federales realizan funerales de Estado para “los políticos” que murieron en el percance, “nosotros hemos tenido que sufrir el burocratismo y el desinterés del gobierno para enfrentar la incertidumbre moral y financiera que ocasionó la muerte de nuestro hijo”.
Soledad Vargas y Gilberto Vázquez, padres de Alan, hicieron un llamado a los gobiernos capitalino y federal para que consideren que debido al percance áereo “dos niños quedaron sin padre; no hay quien los vea y ahora su esposa, sola, deber pagar la renta y las colegiaturas”.
Aunque el servicio fúnebre en una agencia de la calle de Sullivan fue pagado por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), los padres de Alan no olvidan las dificultades que vivieron el pasado miércoles para identificarlo.
“Tuvieron que pasar 18 horas para que nos lo entregaran. Llegamos a las tres de la mañana y nadie nos atendía. A las nueve una secretaria nos dijo que esperáramos un ratito, ese ratito fue de cinco horas para que sacaran las placas dentales”, pero nos entregaron el cuerpo siete horas más tarde, explicaron.
Durante el funeral, familiares y amigos recordaron a Alan como un “muchacho alegre, que le gustaba imitar a las personas, pero sobre todo como padre y esposo amoroso”.
Hace 10 años empezó a trabajar en el área bursátil como vendedor de fondos de inversión. Alan tenía ocho años de casado y vivía con su esposa y sus dos hijos, de siete y tres años, en la colonia Algarín; “su familia es muy unida”, señaló su padre.
Después de 48 horas de ocurrido el accidente, comentó Hilda, ninguna autoridad nos ha ofrecido ayuda. “Dejamos teléfonos, datos, nos dijeron que si necesitábamos alguna información nos acercáramos a ellos (la PGJDF), pero creemos que son ellos los que tienen que acercarse a nosotros”.
Por eso, afirmó Gilberto Vázquez, el “momento emocional y la pena han concluido, de aquí en adelante vamos a ser más prácticos para asegurarnos de que el gobierno cumpla con su obligación, porque no sólo políticos fueron los afectados con esto”.
La última conversación entre Alan y su esposa tuvo lugar momentos antes del percance aéreo. Ella salió del edificio número 111 de la calle Monte Pelvoux cuando recordó que había olvidado su computadora portátil, “le dejó unos documentos y regresó a su oficina”, entonces se escuchó un fuerte estruendo y hubo fuego por todos lados.
Los padres de Alan aseguraron que su hijo tenía una vida feliz, todo el mundo lo quería, por eso a su funeral llegaron más de 300 personas, pero “lo mataron y por eso exigimos que se haga justicia, que se investigue a fondo lo sucedido y que las autoridades nos den apoyo para que su familia pueda salir adelante”.