■ En la Zona Costa, los movimientos de resistencia siguen “los pasos que marca el EZLN”
El proceso es lento, pero caminamos a la autonomía: consejo regional de Chiapas
Tonalá, Chis., 5 de noviembre. “Ahora nos organizamos sin el gobierno”. El Consejo Regional Autónomo de la Zona Costa queda retratado, con toda la modestia del caso, en estas palabras del profesor Bersaín Hernández Zavala, miembro del consejo y veterano luchador social del Frente Cívico Tonalteco, ejemplar organización independiente, fundada en 1985 en esta ciudad, contra los abusos del gobierno (entonces del general Absalón Castellanos) y que hoy participa, con el mencionado consejo, en las luchas de resistencia en la región.
“No nos educan para ser autónomos, sino dependientes de proyectos y ayudas del gobierno”, reflexiona como maestro que es. Está haciendo referencia a una de las claves de la cultura política en Chiapas promovida desde el poder: cachar proyectos. Pero hay quienes intentan llevar la resistencia hacia experiencias autogestivas. No sólo las comunidades autónomas zapatistas.
En la costa, la resistencia se ha vertebrado en torno a las tarifas y el mal servicio eléctrico; una historia de más de una década. Ese tiempo llevan en prisión, en Tapachula, cuatro activistas de Puerto Madero que en 1996 se enfrentaron a la policía para impedir que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) suspendiera el servicio a quienes se resistían a pagar. Son tal vez los “presos políticos” más antiguos en Chiapas.
El Consejo Regional se fundó en septiembre de 2007, al calor de la otra campaña del EZLN, al que desde 2005 se habían adherido varias comunidades de pescadores del municipio de Pijijiapan y el movimiento cívico tonalteco. Pertenece además a la Red Estatal de Resistencia al Pago de la Luz, que es significativa en diversas regiones del estado.
En Tonalá, la identificación con la rebelión zapatista data de 1994, cuando el Frente Cívico llama a la resistencia contra los abusos de la CFE, acude a la Convención Nacional Democrática en la selva Lacandona, y “como sociedad civil respalda al EZLN y se une a su lucha”, expresa Hernández. Se forma así la Coordinadora de la Costa, que los gobiernos priístas torpedean con dinero y represión, pero que en su mejor momento era capaz de tomar siete u ocho presidencias municipales.
Hoy, una veintena de comunidades de pescadores de Pijijiapan y barrios de Tonalá (donde la identidad barrial es un rasgo cultural importante) se han unido en el Consejo Regional. Como expresa Hernández, “se plantean la autogestión en la producción e intercambio de las comunidades”, que ya son también trabajos de salud y educación, talleres para los niños de los pueblos, un criadero de camarón natural en El Fortín (pueblo de pescadores en los manglares).
Las comunidades y colonias de la región han negociado con sucesivos gobiernos, “firmando miles de minutas de trabajo, para nada”.
Orlando Gutiérrez Simón, del Frente Cívico, que se dedica a la gestoría y representación jurídica de ciudadanos y organizaciones independientes, apunta que los nuevos políticos buscan lo mismo que los Ruiz Ferro de antes: “dividir las resistencias, hacerlas funcionar para las políticas del gobierno”. Y añade: “es lo que hace el diputado perredista Fernel Gálvez, formando asociaciones civiles con mucho dinero, más bien pensando en su campaña para ser candidato a gobernador”.
También Roberto Albores Gleason, secretario de Turismo, desarrolla activismo en la región, promoviendo la oferta turística en las playas de Boca del Cielo y Puerto Arista, y en comunidades pesqueras como San José. Pero Gutiérrez ubica: “ése lo que hace es prepararse para ser diputado federal del PRI, y luego gobernador”.
El Consejo Regional ya está curado de partidos y espantos. El profesor Hernández dice: “el EZLN marca los pasos y nosotros los vamos retomando”. Ya antes de 1994 se habían acercado a la diócesis liberacionista de San Cristóbal de las Casas (aunque les corresponde la de Tapachula, más conservadora), a los organismos de derechos humanos y a las organizaciones independientes de Chiapas. No nacieron ayer.
Puntualiza: “en las comunidades de Pijijiapan que están en el consejo, la gente no está dispuesta a ceder un metro de su tierra”. Y admite: “el proceso es lento, pero caminamos a la autonomía”.