■ Funcionarios de primer nivel y empleados trataron de retomar el ritmo de trabajo
Pesar y especulaciones sobre el sucesor de Mouriño marcaron el día en Bucareli
■ Acudieron familiares de las víctimas del avionazo; Abraham González regresó de Argentina
Ampliar la imagen El presidente Felipe Calderón a su arribo a la agencia funeraria de la avenida Félix Cuevas donde se veló a Juan Camilo Mouriño Foto: José Carlo González
Primer día en la Secretaría de Gobernación (SG) sin Juan Camilo Mouriño Terrazo.
Jornada en la que los funcionarios de primer nivel de esta dependencia hicieron un esfuerzo por tomar el control de los principales asuntos de la política interna, pero sobre todo darse tiempo para atender a los familiares de las víctimas del desplome del Learjet, hecho en que perdió la vida el titular de la SG y ocho personas más, entre ellas tres de sus cercanos colaboradores y su jefe de ayudantes.
Desde temprana hora se reunieron en las oficinas de Bucareli los funcionarios de las áreas administrativas y al mediodía se sumaron tres de los cinco subsecretarios.
Abraham González Uyeda, subsecretario de Gobierno, quien por decisión presidencial auxiliará al jefe del Ejecutivo en el despacho de los asuntos de la SG, se hallaba el martes en Argentina, al parecer en un viaje personal. Regresó a México en el primer vuelo disponible para atender los asuntos prioritarios, como lo estipula el reglamento interior de la dependencia.
En tanto, Ana Teresa Aranda, subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos, debió suspender una gira de casi dos semanas que realizaba por Europa, incluido El Vaticano y Alemania, para tratar asuntos con la alta jerarquía católica, pero también otros de suma importancia como el intercambio de datos en pos de la expedición de la cédula de identidad para los mexicanos, parte fundamental de los compromisos gubernamentales del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Legalidad y Justicia, firmado el pasado 21 de agosto.
Con el pesar reflejado en los rostros, los servidores públicos intentaron retomar la agenda.
Sin embargo, casi pasó de largo la publicación en el Diario Oficial de la Federación del Programa Nacional de Población, un texto largamente esperado en el cual se define la política gubernamental en esta materia para los próximos seis años y el cual Mouriño intentó presentar públicamente, pero por razones de “agenda” esta ceremonia debió ser cancelada en dos ocasiones.
En el transcurso de este miércoles fueron llegando a las oficinas centrales de la secretaría cada uno de los funcionarios cercanos a Mouriño; todos discretos, cuidadosos de no hacer contacto con la prensa, y decididos a desarrollar las labores en una dependencia sumida en el luto.
A las 11 de la mañana los policías auxiliares adscritos a Bucareli recibieron la indicación de izar la bandera del patio central a media asta, pero enseguida, quizá 30 minutos después, volvieron a accionar el mecanismo para dejar al enorme lábaro patrio en su lugar original. Nadie dio razones acerca de esta decisión intempestiva.
Hasta ayer sólo algunos empleados y reporteros comentaban, en los pasillos y en el patio central de Bucareli, los nombres de los posibles sucesores de Mouriño.
Otros se limitaban a reproducir las versiones periodísticas que circularon en días pasados, cuando se habló de la “inminente” salida del ahora extinto funcionario: que si Josefina Vázquez Mota, titular de Educación Pública; que tal vez Juan Molinar Horcasitas, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social; que podría ser Germán Martínez, líder nacional del PAN; ya se escuchaba el nombre del diputado Héctor Larios o del senador neopanista Diódoro Carrasco, y hasta el de César Nava, secretario particular del presidente Calderón. Nombres más y nombres menos.
Más tarde, los empleados de Gobernación pusieron dos enormes moños negros; uno a la entrada de la dependencia, sobre la calle Abraham González, y otro en la puerta principal del Palacio de Covián.
Mientras en los corrillos de Gobernación se hablaba del posible sucesor, llegaron a Bucareli varios senadores panistas, entre ellos el duranguense Rodolfo Dorador Pérez Gavilán –uno de los amigos íntimos de Mouriño y de Calderón, desde la Cámara de Diputados– y el sonorense Guillermo Padrés Elías. Entraron directo a la oficina del senador con licencia Ulises Ramírez, coordinador de asesores del secretario de Gobernación.
Por la noche, después de múltiples versiones acerca del lugar en donde serían las exequias, los funcionarios hicieron una nueva pausa en la primera jornada sin Mouriño, esta vez para trasladarse a la funeraria y dar el último adiós a su jefe y amigo.