Usted está aquí: miércoles 5 de noviembre de 2008 Mundo Largas filas desde las primeras horas del día para votar en la “elección histórica”

■ Del entusiasmo a la desconfianza; “son capaces de robarnos todo”: partidarios de Obama

Largas filas desde las primeras horas del día para votar en la “elección histórica”

■ Participación sin precedente de grupos de afroestadunidenses, latinos, migrantes y jóvenes

David Brooks (Corresponsal)

Ampliar la imagen Fila para votar en una casilla de Washington ayer por la mañana Fila para votar en una casilla de Washington ayer por la mañana Foto: Ap

Nueva York, 4 de noviembre. “Nunca he visto algo parecido en mi vida” fue repetido por todo el país mientras votantes esperaban en inmensas filas desde el amanecer para participar en lo que se pronostica podría ser la elección más concurrida, tal vez, en un siglo.

En el transcurso del día se reportó desde todos los puntos del país un gran entusiasmo y perseverancia. En Brooklyn un maestro llegó a las 6 de la mañana y debió esperar hora y media; en Manhattan, en Greenwhich Village, a esa hora la fila ya se extendía desde la escuela pública donde se instalaron las casillas por la calle y daba vuelta a la esquina de la Sexta Avenida.

Lo mismo se reportó desde Pittsburgh, Chicago, ciudades de Virginia, Florida, Texas, Nevada y otros, con uno y otro comentando que no importaba qué tan difícil o fastidioso era el proceso, pero “yo voy a participar en esta elección histórica, yo quiero ser parte de ella”.

Casillas en Nueva York como en otras partes del país, comprobaban que este es un país de migrantes, con anuncios en inglés, español, chino, coreano y otros idiomas, y en algunas había intérpretes disponibles.

Incluso en el “voto temprano” ya había sufragado entre una cuarta parte y un tercio del electorado, en casillas que abrieron en más de 30 estados desde hace un par de semanas, aunque el voto no se cuenta hasta el cierre del día de la elección en cada entidad esta noche.

Los pronósticos son que la tasa de participación electoral podría ser la más elevada en un siglo, y algunos expertos sugieren que podría llegar a 130 y hasta 140 millones de votantes. Hace cuatro años sufragaron 123 millones 500 mil.

Entre los votantes están los dos candidatos. El demócrata Barack Obama emitió su voto en la casilla instalada en una escuela pública en Chicago a las 7:36 (para ser reporteros precisos), y bromeó que su esposa tardó mucho en votar y “tuve que verificar por quién votó”. John McCain emitió su voto a las 9:08 hora local en una casilla instalada en una iglesia (¿qué paso con la separación de Iglesia y Estado?) en Phoenix.

Tal vez entre lo más notable fue el poder mostrado por el voto sin precedente de afroestadunidenses, latinos, migrantes de reciente ciudadanía, jóvenes y más. “A las 6 estábamos todos en una larga fila esperando votar, de todos colores, ahí no había racismo, eramos unas Naciones Unidas”, dijo a La Jornada una guatemalteca que votó en Staten Island.

Pero no cabe duda que entre la comunidad afroestadunidense esta elección no era imaginable hace poco. Amanda Jones, de 109 años de edad, hija de un hombre que nació en la esclavitud, emitió su voto para presidente en favor de un afroestadunidense. “Me siento muy bien al votar por él”, declaró al periódico Austin American Statesman. Su padre, dice, quien fue puesto en libertad después de la Guerra Civil y se volvió granjero, siempre le dijo que ejerciera su derecho a votar, a pesar de todas las prácticas discriminatorias diseñadas para suprimir el voto de los pobres y los negros, las cuales no fueron prohibidas hasta 1964 por una enmienda constitucional, y leyes del derecho al voto y otras garantías promovidas como resultado del movimiento de derechos civiles. La primera vez que votó fue por Franklin D. Roosevelt.

“Este es un día de transformación de nuestras vidas”, declaró el reverendo Floyd Flake, líder afroestadunidense en Nueva York. El reverendo Herbert Daughtry, otro veterano de las luchas por derechos civiles, afirmó que “en el Sur, no entrábamos a los edificios del gobierno al menos que fuera por la puerta trasera con una jerga o una escoba. Ahora está la posibilidad de que una persona negra pueda ocupar el puesto más elevado de este país... Es como si uno estuviese soñando, algo que los que crecimos en el sur de Estados Unidos jamás pensábamos poder ver”, declaró al New York Daily News.

Esta mañana un joven afroestadunidense sube al metro, no dice nada porque su botón dice todo: una imagen de Obama y la palabra “esperanza”.

También se reportaron situaciones como la de un votante pro John McCain que hacía fila frente a una casilla en el condado de Hamilton, Florida, cuando a tres ancianas judías no se les permitió ingresar a votar porque tenían camisetas con el nombre de Obama, lo que violaba una regla. El hombre les prestó su chamarra para cubrir sus camisetas y así poder entrar. Mientras platicaban, ellas contaban de la alianza entre negros y judíos durante los tiempos del movimiento de derechos civiles. Cuando al hombre le tocó votar, decidió emitir su voto por Obama también, según un reportaje del sitio Político.

Por otra parte, votantes en favor de McCain también se movilizaron por todo el país, algunos por lealtad partidaria, otros por estar convencidos del mensaje del candidato de que él tiene más experiencia para resolver las amenazas que enfrenta este país, pero otros motivados por el temor nutrido con la propaganda republicana de las últimas semanas en el sentido de que podría llegar un “socialista”, un amigo de “radicales” y “terroristas” con un apellido que incluye Hussein a la Casa Blanca. Y otros, como se evidenció en varios actos de la campaña, por racismo.

A la vez, por todo el país, este festejo democrático también estaba envinado de ansiedad, preocupación, ira y frustración ante sospechas de irregularidades y manipulación en la jornada electoral. En el transcurso del día se reportaron casillas que no abrieron a tiempo, máquinas de registro del voto que no funcionaban, gente que no se le permitió votar por problemas con el padrón, intimidación de votantes, difusión de información para confundir a los votantes sobre la hora y ubicación de casillas.

Cientos de miles de denuncias se reportaron por grupos que observan el voto o equipos de abogados. Algunos salían de las casillas desesperados porque después de esperar horas en la fila, no podían confiar en que su voto se registró y que será contado.

Ante ello, a la par que el entusiasmo de participación, los fantasmas de las irregularidades, fraude electrónico y más de las dos elecciones anteriores rondaban el proceso de hoy. “Son capaces de todo, de robarnos todo esto”, comentó una simpatizante de Obama, en lo que fue un comentario expresado de costa a costa en este país.

 
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