Usted está aquí: lunes 3 de noviembre de 2008 Deportes Corta Castella dos orejas en Guadalajara

TOROS

Corta Castella dos orejas en Guadalajara

Lumbrera Chico

Luego de su desafortunada actuación del domingo pasado en Pachuca, la terna compuesta por el gitano Morante de la Puebla, el mexicano Ignacio Garibay y el francés Sebastián Castella, se presentó ayer en Nuevo Progreso de Guadalajara, con la intención de matar un encierro de Montecristo e inaugurar la temporada de invierno en la capital de Jalisco.

Una vez más, como ya suele ser costumbre, Morante salió a cumplir sin esmerarse demasiado. A su primer enemigo, el que también abrió plaza, le propuso una faena muletera por el lado derecho, en la que sin duda logró detalles que calaron hondo a la afición, pero al final no concretó nada. A su segundo, en cambio, lo despachó de cualquier modo y se llevó sonora bronca.

Crecido por las tres orejas –ratoneras, para muchos– que cortó el domingo anterior en Pachuca, Garibay pasó inédito con el segundo de la tarde y más bien abrevió, apostando todas sus fichas al quinto. No le falló la intuición porque con este animal, que resultó muy exigente, acabó de cabeza por los aires al ser empitonado.

Las astas, por fortuna, le perdonaron la cornada y pudo reanudar la lidia, sobreponiéndose al susto que hizo palidecer a más de cuatro en los tendidos, para ejecutar una serie de pases de adorno de gran dramatismo y meter el estoque en buen sitio, con lo que agregó una oreja más a su cosecha.

Castella se encaró con el tercero de la tarde, con mucho el mejor del sexteto, y luego de esbozar cosas que no redondeó del todo con el percal, dibujó una soberbia faena de muleta, derrochando quietud y temple, con pases de extraordinaria lentitud que levantaron a los conocedores de sus asientos y alfombraron el ruedo de sombreros.

Entonces, con el público entregado, el artista francés cobró una estocada en todo lo alto, de efectos inmediatos, que le valió el premio de las dos orejas con petición de rabo y lo convirtió en el primer triunfador del serial tapatío. El bullicio y la alegría del Nuevo Progreso contrastaron con la escasa asistencia que registró la Monumental de Monterrey, donde alternaron Antonio Barrera, Juan Antonio Adame y Arturo Macías con borreguitos de Fernando de la Mora.

En la México, el que se llevó la tarde no fue Juanito Chávez con la oreja que le cortó al de su confirmación de alternativa, sino el madrileño José Tomás, que acudió de incógnito al segundo tendido de sombra, con barba y gafas negras, y se retiró tras la deslucida brega de su amigo Fernando Ochoa ante el penúltimo del ¿festejo?

 
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