■ Detalles de humor involuntario en la entrega de las Lunas en el Auditorio Nacional
Estamos asustados ante la crisis que amenaza proyectos culturales: De la Peña
■ Reconocimientos para Chavela Vargas, José José, Vitola y Xavier López Chabelo
Ampliar la imagen Ximena Sariñana, artista revelación Foto: Fernando Aceves
Ampliar la imagen José José y Enrique Guzmán Foto: Fernando Aceves
En la ceremonia de entrega de los premios Lunas del Auditorio Nacional, –instituidos en 2002 por el 50 aniversario del recinto– realizada el pasado miércoles, se dieron situaciones de humor inesperadas e involuntarias. Ello por tener dos salas de prensa separadas por una pared de utilería, lo cual dejaba oír de un lado lo que pasaba en el otro; porque los periodistas no ven en su totalidad lo que pasa dentro del foro, ni en las pantallas instaladas y donde sólo a ratos se escucha lo que cantan o dicen los protagonistas. Hubo momentos solemnes, como los reconocimientos a las trayectorias de Xavier López Chabelo, Chavela Vargas, José José y Vitola.
No obstante, el inicio de la serie de conferencias de los ganadores, a lo mejor de los espectáculos en vivo 2008, marcó la tónica de la ceremonia: el presentador anunció que para hablar con la prensa entraría Michel Descombey, por parte del Ballet Teatro del Espacio, que ganó en la categoría de danza moderna, pero quien estaba al frente era Gladiola Orozco, quien dijo que el maestro coreógrafo estaba fuera por compromisos de trabajo.
Eran las ocho y media de una noche que se insinuaba larga y fría. En ballet clásico, el premiado fue el Royal Ballet de Londres. Arcelia de la Peña puso el dedo en la llaga: la actual crisis económica amenaza la cultura. “Los tiempos que se avecinan son difíciles. Tenemos miedo de que estos proyectos se terminen y esperamos encontrar el máximo de las voluntades para poder continuar teniendo esta ventaba abierta y poder difundir el arte y la cultura de todo el mundo. La cultura cuesta mucho, pero la incultura nos costará cada vez más.”
A Orozco y De la Peña no las deslumbraron los destellos: apenas dos fotógrafos se interesaron en ellas. De la Peña pidió que se creen para todos los sectores de la cultura apoyos como el que tiene el cine por medio del artículo 226 de la Ley del ISR. “Estamos asustados, tenemos temor de que todo el proyecto que hemos llevado en Ars Tempo durante ocho años, trayendo a las más importantes compañías del mundo, de ballet y de ópera, se venga abajo con toda esta crisis. Esperamos que quienes tienen posibilidad de ayudarnos lo hagan.”
Entró Laura Pausini, quien en la sala había cantado En cambio no. Inmediatamente los fotógrafos se abalanzaron para tomar su placa. “No fuera cultura…”, “¡Laura, Laura, acá está la ocho!”, “¡Laura, ésta sí tiene rollo!”, gritaron por aquí y por allá. El contraste fue notorio. Laura habló de sus objetivos de casarse, tan pronto se divorcie su novio.
Meme, de Café Tacvuba, recibió la estatuilla por rock en español. Posó para los gráficos. En dos pantallas sin sonido se veía algo más interesante. Celso Piña tocaba su acordeona con Beny en el tema Un pedacito de ti. Beny hace dueto en su nuevo disco. Meme hablaba de que los otros tacvbos no asistieron porque se reparten el trabajo.
Chavela, 40 años de carrera
Los reporteros apuntaban a los ganadores y su categoría. Poco había en las declaraciones. Entraron Celso y Beny. Celso echaba relajo y su compañero lo secundaba. El músico regio saca el alma popular a quien toca con él. “He estado 25 años en este Auditorio Nacional. Presumo que antes de que se remodelara ya estaba. Es un privilegio pisar el escenario con el maestro Celso Piña, que es un maestrazo. Es un gustazo que me haya dejado producir y componer. Es la vez que más me he divertido haciendo música.” Celso, por su parte, se dedicó a cotorrear con uno que otro reportero.
En las pantallas mudas, Chavela Vargas recibía su estatuilla Luna en tradición y folclor, de manos de Joaquín Sabina. Sí llegó Chavela a la conferencia de prensa, a paso lento se le ayudó a sentarse en una silla. Llevaba lentes oscuros. “Estoy muy emocionada… el camino que tuve que andar desde hace 40 años…” A un lado de esa sala de prensa se instaló otra para las entrevistas de televisión. Celso y Beny armaban alboroto, lo cual dificultaba oír a Chavela, quien dijo: “Anduve el camino y aquí estoy. Gracias a todos, a todos los medios. Después de esto, ¿qué será lo que viene? Eso quiero saber yo. Es un poco adivinar.”
Puño de tierra
Llegó Ximena Sariñana , por ser la “Revelación”. Se limitó a decir: que “hoy es mi cumpleaños; cumplo 23. ¿Preguntas? No sé, se me hace un poco pretencioso hacer ya un Auditorio Nacional con mi primer disco”. En las pantallas cantaban Eugenia León y Fernando de la Mora. Llegó la primera a la sala de prensa. Ante la escasez de preguntas ella dijo: “Esta noche tiene mucho de especial por compartir el escenario con Fernando de la Mora, que es un artista que admiro.
“Se nos ocurrió hacer un popurrí divertido. ¿Preguntas? Bueno, el 15 de noviembre voy a tener el concierto en el Teatro Metropólitan. Ahí vamos a presentar algo de mi repertorio y del disco nuevo que se llama Puño de tierra, con canciones muy antiguas y otras no tanto”.
Fernando de la Mora, quien tuvo una actuación especial con Eugenia, siguió en el estrado: “Estrenaré la ópera Santana, en el Teatro de la Ciudad, el 20 de noviembre.”
En espectáculo alternativo ganó Fuerza bruta; en espectáculo familiar, Quidam. En balada, Emmanuel, quien se manifestó molesto porque a uno de sus éxitos y usando su voz se le puso como acompañamiento el ritmo duranguense. Bob Dylan obtuvo su premio en rock en lengua extranjera. “No pudo venir a recoger su luna”, comentó el presentador en la sala de prensa.
Bunbury, quien había actuado, tampoco dio conferencia de prensa. Musical teatral: El rey león. Pop en lengua extranjera: Alizée, quien tampoco habló con los periodistas. Música afroamericana: Omara Portuondo, quien tampoco pudo asistir. Reconocimientos especiales para José José, ausente de la sala de prensa, Xavier López Chabelo y Vitola.
Los Hermanos Vivancos, bailadores que se manifiestan con mucha energía y coreografías modernas, dijeron sentirse contentos de estar ahí. Algunas reporteras, ante los largos intervalos, les pidieron que se quitaran sus casacas. Así lo hicieron. Se oyeron gritos como de antro. Bailaron y zapatearon.
Se fueron y llegaron los últimos: El Recodo. Poncho Lizárraga, líder de la banda, al responder a las preguntas. Tuvo que hacer una pausa porque en la sala contigua los Vivanco zapateaban con ganas. Ante eso, instó a sus compañeros a zapatear. Así lo hicieron y todo acabó como empezó: con lo inesperado.