■ Tercera sesión del congreso Mujer, Trabajo y Salud que se desarrolla en Zacatecas
Llaman a modificar planes de estudio y leyes para proteger a las mujeres artistas
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Ampliar la imagen Tatiana López Dávila durante la conferencia en la Universidad de Zacatecas Foto: Mónica Mateos-Vega
Zacatecas, Zac., 30 de octubre. Una amplia reflexión acerca de las condiciones de salud de las mujeres dedicadas a las diferentes disciplinas artísticas se realizó durante el tercer día de sesiones del quinto Congreso Internacional Mujer, Trabajo y Salud que se efectúa en el campus siglo XXI de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y El Colegio de México (Colmex), así como investigadoras cubanas coincidieron en señalar la importancia de modificar los programas de estudio y la legislación en torno al trabajo creativo, cultural y artístico, “un sector considerado secundario”.
Para empezar, Tatiana Violeta Dávila habló del estudio que realizó entre bailarinas de dos importantes escuelas de danza en Lyon, Francia, y en la ciudad de México.
Casos de anorexia, bulimia y severos problemas sicosomáticos permean el esfuerzo de niñas y jóvenes que aspiran a ser bailarinas profesionales.
“Para llegar a ser bailarín existe una desviación considerable en el uso ‘normal’ del cuerpo, porque no sólo se requiere estar flaco, sino tener buenas piernas, buen pie, músculos fuertes.
“Los estudiantes de danza saben que si no tienen la silueta requerida, no bailan. Al bailarín se le exige ser atleta, no sólo artista, y los sufrimientos físicos nunca están separados de los síquicos, se la juegan cada día y aprenden a vivir con ello.”
Gran deuda con creadoras
Dávila narró una sesión que tuvo con una maestra de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, a quien dio un pedazo de plastilina para que moldeara su ideal del cuerpo del bailarín.
Al concluir su modelo, la mentora picoteó algunas partes de la figura con una pluma, y dijo: “esto no debe estar así, debe ser más firme, menos por acá, más por allá”. Al poco rato, la investigadora observó a una alumna salir llorando de la clase de esa docente y comprendió los motivos.
“Mi conclusión fue que debe haber una modificación en la enseñanza de la danza, debe haber más humanidad y, sobre todo, que el movimiento y el placer de bailar no estén condicionados a la estética”.
En su turno, Patricia Quijano, muralista y profesora de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, habló sobre la carencia de políticas culturales para proteger la obra de las mujeres artistas.
“A muchas de las grandes creadoras de artes plásticas el reconocimiento les llegó tarde, como a María Izquierdo. Y persiste una gran deuda con las artistas que aún no han muerto.”
La investigadora detalló que las enfermedades mentales entre las pintoras son frecuentes porque se encuentran “en tierra fértil, debido a la sensibilidad e inteligencia extrema de las artistas, que deben robar tiempo a la vida para crear una obra que, saben, está avalada por su talento, lo cual también propicia estrés. Depresión, crisis nerviosas y tendencias suicidas son otros padecimientos”.
Para ejemplificar sus argumentos narró los casos de Aurora Reyes, la primera muralista mexicana que murió en el olvido, “tal como se encuentra su obra”, así como de Celia Calderón, Herlinda Sánchez Laurel, Elizabeth Cattlet y Fanny Rabel.
Escasa seguridad social
La economista y demógrafa Hilda Eugenia Rodríguez Loredo mostró estadísticas para constatar que las condiciones de trabajo de las mujeres en el arte en México son inestables y cuentan con poca seguridad social.
Otro problema, agregó, es que “no existen médicos especialistas que traten de manera eficaz y pronta los padecimientos de las mujeres dedicadas al arte, como alergias de las violinistas, nódulos en la garganta de cantantes y actores, glaucoma en las trompetistas y sordera”.
Al disertar acerca de las mujeres mexicanas en la música de concierto, Citlalli Ulloa, investigadora del Colmex, reconoció que es muy triste lo que sucede en ese campo “olvidado por las políticas culturales. Casi todas han sufrido algún tipo de agresión cuando eligen dedicarse a algún instrumento ‘masculino’, como percusiones o de metal.
“También existe discriminación contra las directoras de orquesta. Es más, ni siquiera son nombradas, pues sólo hay investigaciones dispersas.”
En su ponencia, Emma Hernández opinó que “en muchos sectores de la sociedad se piensa que el artista es el ocioso, el idealista, el romántico o la estrella exitosa a quien copiarle la vida para ser igual de corpulento o delgado.
“Pero el arte no debe apostarle a modalidades ociosas, como las niñas bonitas que tocan el piano. El arte es el reflejo de la salud de la emotividad de la sociedad.”
Además de mesas redondas y conferencias en torno a las cuestiones laborales y de salud de mujeres en todo el mundo, el congreso incluye actividades culturales con exposiciones de fotografía, espectáculos de danza y un ciclo de cine, inaugurado la noche del miércoles en la cineteca de la Ciudadela de las Artes.
En ese foro se proyectan los mejores trabajos que participaron en el Concurso Internacional de Video sobre Mujer y Trabajo, realizado en colaboración con el Encuentro Hispanoamericano de Video Documental Independiente Contra el Silencio Todas las Voces, con apoyo de La Jornada.