Del odio al amor hay sólo un paso
El amor y el odio están estrechamente vinculados en el cerebro humano, de acuerdo con un estudio sobre el origen de estas emociones, que sienten hombres y mujeres por igual.
Investigadores que estudian la naturaleza física del odio han encontrado que algunos de los circuitos nerviosos del cerebro que lo causan son los mismos que se usan cuando se siente el amor romántico, aunque ambas emociones parezcan polos opuestos.
Mediante un escáner cerebral que investiga cuáles circuitos neuronales se activan cuando las personas miran una fotografía de alguien a quien odian, se ha descubierto que el “circuito del odio” tiene algo en común con el del amor.
Para este estudio se convocó a voluntarios y se eligió a 17 personas que profesaban un desprecio profundo hacia algún individuo. La mayoría eligieron a un ex amante o a un competidor en el trabajo, aunque una mujer expresó odio hacia una famosa figura política.
Putamen e ínsula
El profesor Zeki y John Romaya, del laboratorio de neurobiología de la fundación Wellcome, analizaron la actividad de los circuitos neuronales del cerebro, los cuales se encendían cuando los voluntarios observaban fotos de la persona odiada.
Descubrieron que el circuito del odio pasa por dos partes del cerebro llamadas putamen e ínsula, ubicadas en la subcorteza. Se sabe que el putamen participa en la percepción del desprecio y el disgusto, y tal vez forme parte también del sistema motor, que se encarga de la acción y el movimiento.
Una diferencia importante entre el amor y el odio parece radicar en que grandes zonas de la corteza cerebral –asociadas con el juicio y el razonamiento– se desactivan cuando se siente amor, mientras con en el odio sólo se desactiva una zona pequeña.
Steve Connor
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya