■ Muestra que los narcomenudistas son personas necesitadas, con cientos de vacíos: Alan Coton
“Nesio, melodrama de la violencia cotidiana, acercado a la comedia”
■ Tengo fijación por lo sórdido, comenta el cinerrealizador sobre su tercer largometraje, al cual califica de hiperrealista con toques de farsa
■ Se estrenará este viernes con 12 copias
Ampliar la imagen Alan Coton y Jorge Adrián Espíndola (Nesio, por Nemesio), durante el rodaje
Con “un tono ligero”, sin dejar al margen la sordidez, el realizador Alan Coton estrena este viernes, con 12 copias, su tercer largometraje: Nesio, “historia sobre un traficante al menudeo del Centro de la ciudad de México, que “nunca ha podido despegarse de su madre ni de sus traumas infantiles, y que lleva sobre su espalda el estigma de ser un perdedor nato”.
Con Nesio, Coton, egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), penetra en esos personajes subterráneos contextualizados en una “hiperrealidad” tan cotidiana para los habitantes de esta megaurbe capitalina (llena de placeres y vicios), que produce risa. “La gente se ríe porque quizá goza de esa hiperrealidad”, expresó Coton, quien insiste en no dejar el tono mostrado en su anterior proyecto, Soba, cinta rodada en blanco y negro que igual plantea a esos personajes de esta ciudad del caos.
Asistente de dirección de Juan Carlos de Llaca y de Rafael Montero, entre otros, Alan Coton realizó en 2000 su opera prima, Sofía (protagonizada por Damián Alcázar y Angélica Aragón), que contó con poca distribución y difusión; sin embargo, con estos tópicos continuará “poniendo bombas, soy un terrorista. Tengo fijación por ese mundo sórdido”.
Para el cineasta es difícil definir su película, pero la calificaría de “hiperrealismo con toques contradictoriamente de farsa, lo que crea un tono extraño. Es un falso melodrama que se acerca a la comedia. Es un experimento de tono. El reto es que justamente son cosas que vemos todo el tiempo en la televisión: una historia de narcotraficantes que hoy día son los malos, y la cinta no podía ser más políticamente incorrecta, porque la idea es que el espectador esté del lado de los narcotraficantes, que experimente sensaciones de afecto o empatía por ellos. Intentamos jugar con el auditorio, al que le mostramos lo que ve a diario, pero con cierta distancia, la que da el humor negro, de lo que tiene mucho la película. Espero que la gente encuentre esas distancia para verse en la pantalla”.
Agregó: “Al final lo más importante que puedes hacer es ver una comedia, una serie de problemas, que si fueran tragedia o melodrama se verían con prejuicio. Busqué lo contrario, no prejuiciar al espectador”.
–Cuando la gente va al cine a ver una cinta comercial, por lo regular quiere escapar de la realidad, abstraerse y comer palomitas...
–No se puede, porque en la esquina siguiente de la calle verá a una persona que pide dinero, pero ¿no está padre que la gente no haga clic con eso? Las personas al salir de la función ven ya cosas que se han vuelto cotidianas, como un crimen.
Gente común
–¿Tendremos que acostumbrarnos a ver esos personajes en la calle o en las noticias?
–Ya nos acostumbramos, pero siento que una de las virtudes de la película es el tono en que se maneja la violencia, porque si fuese otro, los mismos hechos, desde la chica que sale en El famoso 14 haciendo el amor con cinco hombres, las drogas o la muerte, causarían rechazo, porque es justamente lo que ven todos los días. La apuesta era por un tono extraño, casi sin definir, muy ligero, porque aunque los acontecimientos que se muestran son bastante pesados, la apuesta era que la gente cambiara de punto de vista y viera al narcotráfico desde su lado… su familia, su amor… ver a la carne de cañón. La mayoría de estos narcomenudistas es gente común y corriente que tiene problemas y vicios, como todos.
Abundó: “Es gente necesitada con cientos de huecos, que cuando tiene la posibilidad no piensa en escapar porque está inmersa en ese mundo, piensa en seguir más adentro, en volver a comprar drogas; ésa es la tragedia y no hay manera de salir.”
Nesio está protagonizada por Jorge Adrián Espíndola, Tenoch Huerta, César Jaime, Claudette Maillé, Alicia Sandoval y Charly Valentino. La fotografía es de Esteban de Llaca; la edición, de Óscar Figueroa; la música, de Señor Bikini, El grupo Zass y Luis Leñero, y la distribuye Film House.