■ Marchas hacia Cali para demandar el fin de los asesinatos y contra el TLC con EU
Reprimen el ejército y la policía de Colombia a indígenas que protestaban; dos muertos
■ Uribe acusa a las FARC por movilizaciones; pide a manifestantes disculparse con la fuerza pública
Ampliar la imagen Soldados colombianos vigilan la marcha indígena contra el gobierno en la carretera que une a Colombia con Ecuador Foto: Reuters
Bogotá, 21 de octubre. Dos indígenas colombianos fueron asesinados con disparos de armas de fuego cuando la policía y el ejército reprimieron a un grupo de manifestantes en Villarrica, en momentos en que aprestaban a incorporarse una protesta de unos 12 mil de sus compañeros que marchaban por la carretera Panamericana rumbo a Cali, en reclamo de la restitución de sus tierras y que el presidente Álvaro Uribe “nos dé la cara” para discutir las demandas de las etnias.
Miles de indígenas iniciaron hoy una marcha pacífica desde Piendamó, en Cauca, para dirigirse a Cali, tercera ciudad del país, y exigir además el cese de los asesinatos en sus comunidades y el rechazo del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, horas antes de que se conociera el asesinato de Jesús Antonio Nene y Elver Brito, de la etnia paez, en una acción en que los organizadores de la marcha responsabilizaron a la fuerza pública.
La policía confirmó de inmediato una de las muertes por conducto del comandante del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía, coronel Jorge Cartagena, quien dijo que habían acudido a desalojar a más de 500 indígenas que se encontraban a la altura de Villarrica, en el departamento de Tolima, que bloqueaban la vía que comunica con Ecuador y su personal procedió a retirarlos y normalizar el tránsito. Sin embargo, no mencionó la acción armada.
Unos 12 mil indígenas partieron con su vestimenta tradicional, con bastones de madera, instrumentos musicales autóctonos y algunos portando ataúdes de cartón como símbolo de los 24 dirigentes que han sido asesinados este año en Cauca, en una marcha que podría culminar el fin de semana tras un recorrido de por lo menos 100 kilómetros.
“Pretendemos que el señor presidente nos dé la cara” y “estamos en las mejores condiciones físicas para avanzar hasta la Casa de Nariño”, la sede presidencial en Bogotá, dijo a la prensa el dirigente Daniel Piñacué.
Por su parte, la también dirigente regional indígena Aída Quilcué indicó que la insistencia de reunirse con el presidente Uribe es para que aclare los señalamiento que ha hecho públicamente contra ellos, con los que busca “estigmatizar” el movimiento y con lo que en realidad pone “en riesgo de genocidio a los indios”.
La marcha ocurre una semana después de que choques entre nativos y la policía en Cauca, Valle de Cauca y Risaralda dejaron al menos tres indígenas muertos y cerca de un centenar de heridos, incluido un policía que perdió las manos por la explosión de un artefacto.
En ese contexto, Uribe exigió a los indígenas “disculparse” con la fuerza pública e insistió en que la protesta es alentada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Paro de la CUT
Además, la movilización indígena tiene como escenario un clima de agitación social con el anuncio de una huelga de 24 horas para el próximo jueves de los empleados estatales, convocado por el principal sindicato del país, la Central Unitaria de Trabajadores.
A esto se suma una huelga iniciada el pasado lunes por funcionarios del servicio de impuestos y aduanas, de autoridades electorales y la movilización que mantienen desde hace un mes los cortadores de caña de azúcar.
En tanto, dos organizaciones de derechos humanos denunciaron en Quito que militares colombianos incursionaron en un poblado ecuatoriano y secuestraron y torturaron a varias personas. Las fuerzas armadas de Ecuador no pudieron confirmar lo anterior y dijeron que recién están investigando.
Mientras, la fiscalía general colombiana llamó a indagatoria a ocho personas, entre ellas a cuatro militares retirados, en un caso de amenazas de muerte al senador izquierdista Alexander López.
Asimismo, siete militares colombianos fueron declarados culpables de tortura a tres detenidos, en otro caso en Medellín.