■ Sobre todo en el norte, los comunicadores a diario se juegan la vida, señala en Monterrey
Poniatowska: por el narco, más complicado ejercer el periodismo que durante el priato
Monterrey, NL, 18 de octubre. La escritora Elena Poniatowska consideró que en el México actual es más peligroso ejercer el periodismo que en los años del autoritarismo priísta, cuando había mucha censura y se atacaba la libertad de expresión con la destrucción de las imprentas, aunque también se asesinaba a los comunicadores, como a Manuel Buendía, “porque sabía demasiado”.
Aquellos años, comentó la autora en rueda de prensa, había muchos temas tabú, como el Ejército, la Virgen de Guadalupe, el presidente y su familia, que no se podían “tratar” y en los medios de información ni se podía hablar de la miseria, porque si en una película aparecía un perro flaco había que cortar la filmación porque “se denigraba al país”.
Reconocimiento del Tec
Al acudir a la Feria Internacional del Libro de esta ciudad para recibir el Reconocimiento a las Humanidades y Ciencias Sociales por el Tecnológico de Monterrey, además de participar en la cátedra Alfonso Reyes, Poniatowska dijo que afortunadamente ya ninguno de esos tabúes existen.
En aquellos años a quienes eran de izquierda les rompían la imprenta, allanaban sus locales, les destruían todo y luego había el control del papel a través de la empresa PIPSA (Productora e Importadora de Papel, SA), pero ahora el ejercicio de la profesión es más peligroso por la presencia del narcotráfico, ya que sobre todo en las ciudades del norte del país los periodistas todos los días se juegan la vida.
Acá en esta región, a los periodistas los desaparecen “y ni quién los pele”, además está muriendo gente inocente que nada tiene que ver con esta guerra, como fueron los muertos de Morelia, dijo la autora de Hasta no verte, Jesús mío.
Poniatowska comentó que no tiene pensado hacer autobiografía, porque de alguna manera ha ido dejando detalles de su vida en las novelas que ha escrito, porque este ejercicio viene a ser como una catarsis, un autoanálisis. Por ejemplo, dijo, en Fuerte es el silencio aparece una secretaria llamada Elena, “que soy yo, que estaba muy enamorada del líder”.
Quizá después haya tiempo para la autobiografía pero, afirmó, está más hecha para preguntar y con sus entrevistas ha contribuido a las biografías de personajes importantes en la vida de México, como Cantinflas, El Cordobés, luchadores y muchos otros.
Dijo que no le atrae entrevistar a personajes como Elba Esther Gordillo, porque ya no quiere meterse en honduras, y porque los políticos o muchos artistas están llenos de frases hechas, lugares comunes y una sarta de mentiras.
En cambio, señaló, le interesa más ir a las cárceles a entrevistar a hombres y mujeres que tienen sus historias y hablar con la gente común, que a veces sorprende con cosas profundas, poéticas y muy bellas que dicen.