■ El desplome en la bolsa de NY nutre la incertidumbre en los mercados financieros
Pese a rescates en EU, sigue el pesimismo por temor a recesión
■ Se prevén cientos de miles de empleos perdidos por el retroceso de las ventas al menudeo y la baja general del consumo
■ Sube la dependencia de “bonos de alimentos” y seguro de desempleo
Nueva York, 16 de octubre. Ante indicadores de que la “economía real” está seriamente dañada por la crisis financiera, la bolsa de valores de Nueva York se desplomó hoy a tal nivel que casi borró el auge histórico del lunes, confirmando que, a pesar de los masivos rescates gubernamentales, la palabra crisis tiene una larga vida por delante.
El promedio Dow Jones acabó con una pérdida de 733 puntos, o 7.8 por ciento (el lunes, este índice se elevó 936 puntos), el segundo peor desplome en un día desde la Gran Depresión (el primero fue hace un par de semanas), continuando con un vaivén que sólo nutre la incertidumbre en los mercados financieros.
A pesar del anuncio de ayer sobre la nacionalización parcial de varios de los principales bancos, a través de una inversión hasta de 250 mil millones de dólares y otras medidas para destrabar el flujo de crédito, el panorama económico continúa sombrío con cada nuevo informe sobre la actividad económica.
El sector manufacturero muestra mayor “debilidad”, se registró el peor desplome de las ventas al menudeo en tres años (casi al doble de lo pronosticado para septiembre), y una reducción generalizada del consumo, que se suman a la previsión de que no habrá una recuperación rápida del sector financiero.
Hoy, Ben Bernanke, el jefe del banco central estadunidense (la Reserva Federal), advirtió en un discurso aquí que “la estabilización de los mercados financieros es un primer paso crítico, pero aun si se estabilizan tal como esperamos, una recuperación económica más amplia no se logrará de inmediato”.
Agregó que con el congelamiento del crédito, “el tumulto en los mercados financieros y las presiones de financiamiento sobre las empresas representan una amenaza significativa al crecimiento económico”.
En lo que los optimistas prefieren llamar una “desaceleración” de la economía, y lo que los pesimistas llaman una “recesión”, ya se pronostican cientos de miles de empleos perdidos a mediano plazo, así como la contracción en varias ramas de la actividad económica. Esto será nutrido por la caída en consumo, lo cual ya se muestra no sólo en la baja en la compra de casas y automóviles, sino en ropa, electrónicos y hasta alimentos.
“En cierto grado nos hemos movido de la vieja crisis a la nueva. La crisis del crédito se ha abordado hasta cierto punto, pero ahora hay recesión, desempleo y crecientes costos de manufactura en el camino”, afirmó Howard Silverblatt, analista de Standard & Poor’s, en entrevista con el New York Times.
Se espera un incremento del desempleo ya que las empresas enfrentan una reducción de la demanda, lo cual también implica más presión sobre consumidores que tienen deudas, sobre todo hipotecas, que podría derivar en que pierdan sus hogares. Eso incrementará el número de quienes dependen de la asistencia federal de fondos de desempleo y apoyo para alimento. De hecho, casi 10 por ciento de la población estadunidense (unos 29 millones, 4 millones más que en 2005) ya depende de los “bonos de alimentos” federales que se otorgan a familias con ingresos insuficientes, aunque sólo dan unos 3 dólares por día.
Por el momento, los pobres, los trabajadores y quienes están por perder sus casas tendrán que tener paciencia, ya que el rescate de los bancos, dice el gobierno, tomará tiempo, aunque eso sí, es por el bien de todos.