■ Pobres descuidarán su salud para conseguir comida: ONG
Lamentan que la crisis de alimentos sea minimizada en el mundo entero
“La crisis financiera mundial preocupa y escandaliza, y sabemos que se inyectaron miles de millones de dólares para rescatar los mercados, pero, ¿por qué no hay una respuesta similar ante la necesidad actual de alimentos?”, inquirió Dolores Rojas, directora de Campañas de Rostros y Voces, integrante observador de Oxfam Internacional.
Poco antes de conmemorar el Día Mundial de la Alimentación comentó que en la década anterior los precios de los alimentos aumentaron entre 30 y 50 por ciento, pero las mayores ganancias se quedaron entre los intermediarios, ya que los productores afrontaron incrementos –sólo en ocho años– de 80 por ciento en los fertilizantes y 130 por ciento en plaguicidas.
Mientras, empresas como Bimbo y Unilever obtuvieron ganancias en América latina de 30 y 8 por ciento, respectivamente, sólo en el primer semestre de este año, y Monsanto reportó un incremento de 26 por ciento en sus ventas entre marzo y mayo de 2008.
En tanto, los pequeños y medianos productores siguen sin acceder a créditos y tecnología, se reduce el apoyo a las instituciones agropecuarias, no hay inversión para infraestructura hidroagrícola en zonas de temporal y el mayor monto de los subsidios lo obtiene un número reducido de productores comerciales.
Agregó que Oxfam Internacional presentará hoy el informe Precios de doble filo, en el que se recomienda a los gobiernos de los países en desarrollo, como México, crear una reserva de granos, aumentar las inversiones en infraestructura agropecuaria, ampliar los programas de beneficio social para la seguridad alimentaria y establecer un sistema de subsidios y compensaciones a los precios de los granos básicos.
En México, asentó, se debe incentivar la producción de las diferentes razas de maíces criollos y no sólo enfocarse al maíz amarillo y blanco, adoptar medidas comerciales que protejan a los productores en pequeña escala, fortalecer las organizaciones de pequeños productores, impulsar la participación de las mujeres en el diseño y aplicación de las políticas agrícolas, además de garantizar el acceso a la tierra, semillas, agua, tecnología e insumos a los campesinos.
A los países desarrollados los instó a no presionar a las naciones en vías de desarrollo para firmar acuerdos comerciales que benefician únicamente a sus productores por los altos subsidios. Insistió en que ante la crisis alimentaria mundial hay que apoyar los modelos de desarrollo agrícola más incluyentes.
Mencionó que en América Latina la crisis afectará directamente a 53 millones de personas, y los pobres, que destinan entre 50 y 70 por ciento de sus ingresos en alimentación, dejarán de atender necesidades como salud y educación.