■ La nadadora ganó en 200, 400 y 800 libres
Meyer: hasta ahora tuve conciencia de mis logros
Tras volver a pisar la Alberca Olímpica Francisco Márquez, donde ganó las finales olímpicas de 200, 400 y 800 metros libres, Debbie Meyer no hizo nada por impedir que algunas lágrimas le brotaran. La nadadora estadunidense manifestó que hasta ahora, 40 años después, sintió una conciencia distinta de sus logros en los juegos de México 68.
Felipe Muñoz tuvo como invitados de lujo, por los festejos olímpicos, a Debbie Meyer, su compatriota Michael Burton, campeón en mil 500 metros y plata en 400, prueba en la que ganó la dorada el ahora titular del Comité Olímpico Mexicano (COM), así como el australiano Michael Wenden, quien fue sorpresivo monarca en 100 y 200 metros.
Rostros enrojecidos y frases entrecortadas de los medallistas que por la mañana habían viajado por el tiempo en la Alberca Olímpica, y que recordaron sus vivencias durante una conferencia en el Museo Olímpico, donde el Tibio Muñoz evocó desde el “orgullo” de los mexicanos por la organización de la justa, y la atracción que los nadadores de la época sentían por Debbie, cuya rubia cabellera se tornó blanca y desde entonces y hasta ahora, optó por la enseñanza de la natación a niños.
“Al volver a la alberca me percaté de lo monumental de esos momentos, en los que no lloré cuando gané las medallas. Tenía 16 años y sólo quería regresar por fin a casa y comer mantequilla de maní”, relató Meyer.
“Todos decían que en México iba a haber problemas por la altitud, el agua y la comida, pero no pasó nada; siempre voy a recordar la amistad, la calidad y la calidez del pueblo de México”, anotó la ondina.
Burton, por su parte, reconoció la rivalidad con Guillermo Echevarría, quien era favorito, respaldado con dos triunfos en enfrentamientos entre ambos y el récord mundial, pero el hecho de medir su fuerza, dijo, lo impulsó a prepararse hasta ganar la final en la que el mexicano terminó quinto.
Wenden citó la “precaución” previa a los juegos por ser un país “no desarrollado”, al que llegó con cinco semanas de anticipación a sus pruebas y, contrario a las recomendaciones técnicas, “aproveché para divertirme, fui varias veces al centro y probé muchas cosas. Es un gran país”, anotó el campeón en 100 y 200 metros, quien llegó a una de sus finales mediante un “aventón”, pues a la hora precisa no había autobús disponible en la Villa Olímpica.