■ Cuando despuntaba en el SNTE daba a sus asesores modestos departamentos del Fovissste
Generosa con dinero ajeno, a Gordillo siempre le ha gustado hacer “regalos”
■ Lo mismo reparte computadoras a diputados priístas que centenarios a las esposas de dirigentes seccionales
Ampliar la imagen La dirigente del SNTE, Elba Esther Gordillo, el pasado 15 de mayo en Palacio Nacional, cuando firmó con el presidente Felipe Calderón la Alianza por la Calidad de la Educación Foto: José Antonio López
Aunque sea con sombrero ajeno –las cuotas de los maestros–, Elba Esther Gordillo tiene entre sus atributos la pasión por los regalos. Cuando despuntaba como dirigente sindical, “regalaba” a sus asesores modestos departamentos del Fovissste. Hoy, en la cumbre del poder, “regala” Hummers a los líderes seccionales, y casas y negocios a sus allegados.
El escándalo de las 59 camionetas Hummer debe haber enseñado una nueva lección a la sexagenaria profesora: es mejor hacer los consejos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) fuera del alcance de la prensa, como ocurrió en julio de 2007, cuando en un acto similar al efectuado en días recientes en Hermosillo se hizo elegir presidenta del gremio “por el tiempo que sea necesario”.
Pero en el “regalo” de camionetas a los secretarios generales de las secciones no hay nada nuevo. Desde su llegada al poder sindical, en 1989, Gordillo instituyó la práctica de entregar camionetas nuevas a los dirigentes estatales.
A finales de ese año, la líder se dirigía así al profesor oaxaqueño Aristarco Aquino, secretario general de la sección 22: “no te veo contento”. Delante de otros integrantes del comité seccional, insistía, al ver que el aludido se hacía el occiso: “no te veo contento”. “¿Y por qué habría de estarlo?”, respondió al fin. Y la maestra exclamaba: “¡te acabo de dar una camioneta!”
“Daba vergüenza ajena”, dice Aquino, quien recuerda que en aquel año su sección solicitaba al comité nacional del SNTE la entrega de siete vehículos, uno para cada región del estado.
“No se entregan como regalo a nadie, son patrimonio del sindicato”, dijo en entrevista radiofónica y en medio de la tormenta el secretario ejecutivo del SNTE, Rafael Ochoa Guzmán, quien admitió que se trata de una práctica común. Y ancestral, podría añadirse.
La profesora Gordillo aprendió de su mentor, Carlos Jonguitud, la manera de cultivar a los dirigentes; éste entregaba las llaves de una casa y de un vehículo de lujo a cada nuevo secretario general del sindicato. Lo mismo hacía con dirigentes de las secciones importantes, según testimonios de líderes de la época.
La generosidad le viene de lejos a la maestra. Cuando apenas hacía sus pininos como líder sindical, Gordillo recibió el apoyo de un grupo de profesores, a quienes encabezaba Luis Gámez Jiménez, a la postre funcionario medio del sector educativo. El grupo le armó el discurso a la aspirante a dirigir la sección 36 del SNTE. Cuando llegó al cargo anhelado, probó su agradecimiento facilitando la entrega de tres departamentos del Fovissste.
Según los testimonios de algunos de ellos mismos, los asesores de Elba Esther se rifaron los departamentos, como si fueran camionetas Hummer. Ganaron los profesores Rigoberto Ramírez Miranda, Carlos Garcés Espinosa y Monroy Gómez-Franco.
Claro, en aquel entonces la profesora Gordillo era sólo secretaria de una sección. Conforme pasan los años y aumenta su poder, la chiapaneca se vuelve más generosa.
Primero los viajes, luego las Hummers
Los mismos dirigentes que recibieron las Hummers –que supuestamente ahora rifarán– se inauguraron en los cargos con dos largos viajes, uno en México y otro al extranjero.
El primer “paquete” de secretarios fue electo en los últimos meses de 2007, y la mayoría entre febrero y abril de este año. En mayo, todos estrenaban sus cargos cuando su jefa firmó la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), con el presidente Felipe Calderón.
Apenas rubricado el documento, y quizá confiando en que no habría protesta alguna, los flamantes dirigentes seccionales fueron sacados de sus estados durante dos meses. Tomaron un curso de “liderazgo” y otro de inglés, este último en San Diego, California, donde la profesora Gordillo tiene una de sus residencias.
Algunos colaboradores de la profesora dicen ahora que fue “un grave error” sacar de circulación a los nuevos dirigentes, “cuando se les necesitaba aquí para operar la alianza”.
Los viajes también son una “práctica cotidiana” del SNTE. Desde que llegó al poder, Gordillo reúne con regularidad a los líderes nacionales y/o seccionales. Durante algunos años, los encuentros solían realizarse en hoteles de playa. Como la mayor parte de los dirigentes son hombres, en ocasiones Gordillo les demandaba ir acompañados por sus esposas. Para ellos era el obsequio simbólico (una chamarra, por ejemplo), en tanto que ellas recibían un centenario, un reloj de oro, viajes con todo pagado o becas. “Así se las echaba a la bolsa”, afirma un miembro del comité nacional.
Cuando extiende su carrera política a otros ámbitos, la acompaña su actitud desprendida. A mediados de agosto de 2003, como flamante coordinadora de los diputados del PRI, hizo enviar una computadora personal Vaio, de Sony, a las habitaciones de cada uno de sus compañeros de partido en la cámara baja. Los legisladores priístas asistían, en Puebla, a la primera reunión del grupo parlamentario que terminaría por destituirla para nombrar en su lugar a Emilio Chuayffet.
El espíritu dadivoso de la profesora es tan grande que una de sus oficinas, la ubicada durante algunos años en Goldsmith, esquina con Ariosto, en Polanco, dedicaba buena parte de su tiempo a empacar y enviar los obsequios. Los destinatarios eran, y son, dirigentes sindicales, políticos de todos los partidos, periodistas e intelectuales, y la remitente, Cristina Ixta, hija de Jesús Ixta Serna, uno de los sucesores de Gordillo en la sección 36.
Ahora, el desprendimiento de la líder vitalicia del magisterio es motivo de polémica. Ella asegura que los regalos se justifican porque los dirigentes “andan en zonas muy difíciles”. Los disidentes dicen que Gordillo sólo “compra obediencia”.