■ Boom de desarrollos inmobiliarios hasta de siete pisos de altura
Transforman grandes edificios a la antaño tranquila Popotla
■ Impactan construcciones la calidad de vida, denuncian residentes
Ampliar la imagen
Vecinos de la colonia Popotla denunciaron que funcionarios de la delegación Miguel Hidalgo, que encabeza la panista Gabriela Cuevas, autorizaron la construcción de por lo menos seis conjuntos habitacionales, cuya maquinaria pesada ha fracturado sus viviendas y saturado los servicios. Aquí, en la calle Cañitas
Foto: La Jornada
Caracterizada por sus estrechos callejones, donde se asientan antiquísimas casonas y vecindades, la colonia Popotla, en la delegación Miguel Hidalgo, ha comenzado a transformar su imagen con la aparición de enormes conjuntos habitacionales, que han impactado la calidad de vida de sus habitantes.
Como “botón de muestra” del boom inmobiliario que se desarrolla en la zona, ayer, durante un recorrido, los residentes de la calle Cañitas, ubicada a dos cuadras de la avenida México-Tacuba, detrás de la estación Popotla del Metro, denunciaron la reciente autorización de, por lo menos, seis nuevos edificios de siete pisos, sin que las autoridades, encabezadas por Gabriela Cuevas, hagan algo al respecto.
El caso más grave es el proyecto de edificar lo que sería la cuarta sección de la unidad Jacarandas, sobre la cerrada de Cañitas, en los predios marcados con los números 8, 10, 12, 14, que a decir de los vecinos terminaría por colapsar los servicios en la zona, donde diariamente enfrentan escasez de agua, luz eléctrica, saturación de las vialidades e insuficiencia del drenaje.
Mantas y pancartas, de todos los tamaños, colocadas en las fachadas de las viviendas o de acera a acera, en las que se advierte: “No permitiremos la construcción de más edificios, debido a problemas de delincuencia, inseguridad, falta de agua, espacios y estacionamientos. No te recomendamos comprar problemas”, dan la bienvenida a la estrecha calle.
La tranquilidad que imperaba en Popotla, recuerda la señora Graciela Castro, quedó atrás con la aparición de los nuevos desarrollos inmobiliarios, que dieron paso a un clima hostil, pues incluso, ya comenzaron los conflictos entre vecinos, sobre todo por la falta de espacios para estacionarse.
“El problema es que cuando les venden los departamentos no les incluyen los cajones para estacionarse, y en lugar de comprarlos aparte, lo que hacen es dejar sus vehículos donde pueden saturando todas las calles. Viera de ver usted el chocadero de carros a cada rato, porque no hay manera de maniobrar en las esquinas”, explica.
Las quejas de toda índole se multiplican por doquier. Rita, otra de las vecinas afectadas, no sólo reclama que la vecindad en la que vive desde hace más de 40 años ha comenzado a fracturarse, por el paso de maquinaria pesada, sino también, porque la única manera de lavar su ropa es haciéndolo en la noche, porque es cuando hay mayor flujo de agua.