■ Hace dos años fue abatida a tiros en Moscú; el caso, aún impune
Cientos recuerdan el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya
Moscú, 7 de octubre. Bajo una pertinaz lluvia otoñal, varios centenares de personas se dieron cita aquí este martes, en la céntrica plaza Novo-Pushkinskaya, para recordar a la periodista Anna Politkovskaya, en su segundo aniversario luctuoso, y para exigir que se esclarezca el asesinato que acalló a una de las voces más críticas de este país.
Dos años después de que Politkovskaya fue abatida a tiros por un sicario en la entrada de su casa, el 7 de octubre de 2006, sus hijos y colegas de Novaya Gazeta siguen clamando justicia porque, según señaló hoy Dimitri Muratov, director del bisemanario en que trabajaba la periodista, “no se puede considerar resuelto un caso en que se desconoce quién es el autor intelectual, mientras el presunto autor material, que sí logró ser identificado, se dio a la fuga y hasta pudo salir del país”.
En términos similares Ilia Politkovsky, el hijo de Anna, expresó el sentir de la familia: “La investigación debe continuar hasta que se sienten en el banquillo de los acusados el sujeto que disparó y quienes encargaron el asesinato de mi madre”.
Y es que dentro de una semana, el 15 de octubre, comenzará en un tribunal militar, debido a que uno de los imputados trabajó en el Servicio Federal de Seguridad (FSB, siglas en ruso del antiguo KGB), el juicio contra los primeros implicados en el asesinato de la periodista.
De los 11 detenidos inicialmente en relación con este caso –entre ellos, cinco policías y agentes de los servicios secretos en activo o retirados, que participaron en el seguimiento de Politkovskaya y proporcionaron a los sicarios información puntual sobre los movimientos de la periodista–, la procuraduría sólo pudo reunir pruebas contra tres.
Se trata de los hermanos Ibrahim y Dzhabrail Majmudov, como cómplices del presunto asesino material, Rustam Majmudov, quien se encuentra en paradero desconocido, aunque se filtró que presumiblemente está en Bélgica.
El tercer imputado es Serguei Hadzhikurbanov, ex policía condenado en 2003 a cuatro años de cárcel por corrupción y puesto en libertad en agosto de 2006, quien habría proporcionado al sicario la dirección de la periodista.
Para acabar de enredar las cosas, y sin estar directamente acusado de participar en el asesinato de Politkovskaya, también será juzgado por “abuso de poder y extorsión”, el teniente coronel del FSB Pavel Riaguzov, cargos que también enfrenta Hadzhikurbanov.
Es poco probable que este juicio desbroce el camino para esclarecer el asesinato de Politkovskaya. Aparte de que los imputados son figuras de segundo nivel, los Majmudov, en tanto que chechenos y fieles a sus tradiciones, jamás van a reconocer su culpabilidad y menos a testificar en contra de un hermano suyo. Los antecedentes policiales de Hadzhikurbanov tampoco sugieren que vaya a ser muy elocuente.
Los investigadores han chocado invariablemente contra un muro de intereses que les impide establecer el nombre del autor intelectual y, en relación con el caso de Politkovskaya, aún hay demasiadas preguntas sin respuesta.