■ Abrirán en París una de las exposiciones más caras y espectaculares de los años recientes

Muestran un recorrido por el fascinante diálogo entre Picasso y sus maestros

■ Reúnen 220 cuadros de El Greco, Goya, Rembrandt, Cézanne y el pintor malagueño, entre otros

■ La temática y la cronología están supeditadas a la mirada y la pintura del artista español

Dpa y Afp

París, 6 de octubre. Con el título Picasso y los maestros, el Grand Palais de París reúne no sólo las obras más importantes del artista español, sino también creaciones de sus numerosos referentes, entre los cuales figuran Rembrandt, El Greco, Goya, Ingres, Velázquez, Zurbarán, Manet, Cézanne y Renoir, procedentes de colecciones privadas y de museos franceses y de otros países, como el Del Prado, de Madrid, y el Picasso, de Barcelona.

Se trata de una de las exposiciones más caras y espectaculares de las recientes décadas mediante la cual se constata el diálogo permanente y fascinante entre Picasso y sus maestros.

La muestra, que será inaugurada este miércoles en el Gran Palais, “tiene un carácter casi milagroso”, dada la dificultad de reunir las 220 obras que la componen, con valor de 2 mil millones de euros (2 mil 700 millones de dólares), señaló Anne Baldasari, directora del Museo Picasso de París y comisaria de la muestra, al presentarla a la prensa.

Se trata de “una concentración inédita de obras maestras”, manifestó Thomas Grenon, administrador general de la Reunión de Museos Nacionales de Francia, que organiza la exposición.

Velázquez, un referente

El recorrido es a la vez temático y cronológico, pero estos dos criterios están supeditados a un solo hilo conductor: la mirada y la pintura de Picasso.

En las salas sucesivas (Yo Picasso, Modelos, Colores, Variaciones y Desnudos), las obras de Picasso muestran la relectura de los grandes maestros que hizo a lo largo de toda su vida, desde los primeros dibujos al carbón académicos del joven de 13 años que firmaba todavía P. Ruiz, a cuando “se ve ya al gran pintor que va a ser”, según Baldassari.

A lo largo de las salas su Muchacho conduciendo un caballo hace eco al cuadro San Martín y el mendigo, de El Greco; su Hombre con guitarra, al San Francisco en su tumba, de Zurbarán; El peinado, a la tela del mismo título de Renoir.

Asimismo, Tres mujeres en la fuente, de Picasso, se confronta con Eliezer y Rebeca según Poussin, de Ingres.

En cada cuadro puede verse la manera en que mira a los maestros para crear una obra que tiene en cuenta la sustancia y la forma.

Velázquez es una referencia esencial. Junto al Retrato del enano Sebastián de Mora, del maestro sevillano, se exponen tres telas de Picasso que lo recrean.

Una sala especial está dedicada a Las Meninas (joya del Musdeo del Prado que no vino a esta exposición), junto a las variaciones que Picasso hizo de esa obra, en grises o con un estallido de colores.

“Picasso se inscribe en el cuadro de Velázquez en contraluz”, señala Baldassari. Allí mismo pueden verse una junto a otra las telas La infanta María Margarita, de los dos artistas.

En la última sala, la exposición reúne varios de los más bellos desnudos de la historia del arte: La maja desnuda, de Goya; Olympia, de Manet; la Venus con el amor y la música, de Tiziano, y una Odalisca, de Ingres, deslumbran junto a los desnudos de Picasso.

“Nadie vio nunca la Maja y Olympia juntas. Tampoco Picasso”, recalca Baldassari.

Paralelamente a la muestra en el Grand Palais, dos salas dedicadas a Picasso-Delacroix y Picasso-Manet, respectivamente, pueden visitarse en los museos del Louvre y de Orsay.