■ Grupos humanitarios repudian el acto realizado en Buenos Aires
Homenaje a los militares argentinos “víctimas de los subversivos de los 70”
Ampliar la imagen Cristina Fernández, presidenta de Argentina (a la derecha), recibió ayer a su par de Chile, Michelle Bachelet, en la residencia oficial de los Olivos, a las afueras de Buenos Aires Foto: Reuters
Buenos Aires, 6 de octubre. Grupos neonazis, algunos cabezas rapadas, apoyaron esta tarde a familiares y ex militares de la pasada dictadura en Argentina (1976-1983) en un acto realizado ante la cancillería en homenaje a “las víctimas de los subversivos”, en referencia a grupos guerrilleros de los años 70, en una campaña para comparar esta situación con los crímenes de lesa humanidad del terrorismo de Estado que se implantó entonces.
Hubo incidentes y forcejeos ante el intento de organizaciones sociales, políticas y familiares de las miles de víctimas que dejó la dictadura, que realizaron dos marchas para repudiar la acción de los ex militares y contingentes policiales debieron formar una muralla para evitar el encuentro.
Fueron duras las acusaciones e insultos contra el gobierno de Cristina Fernández y también contra el de su esposo el ex presidente Néstor Kirchner por parte de los defensores de la dictadura, como Cecilia Pando, que hace poco amenazó –con un gesto simbólico de degüello– al secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde.
Alentados por una nueva ofensiva de la derecha local, destinada a tratar de igualar las acciones de grupos guerrilleros con el terrorismo de Estado impuesto en el esquema de la doctrina de seguridad de Estados Unidos, los defensores de la pasada dictadura –y de las anteriores que gobernaron este país– cuentan con una acción de varios medios masivos de comunicación en su favor.
“Intentan imponer la teoría de los dos demonios inspirados por lo que está haciendo Estados Unidos o Israel en el mundo, justificando las torturas, los asesinatos masivos como sucede en Irak, Afganistán y otros lugares y graves violaciones a los derechos humanos en nombre de la supuesta lucha antiterrorista” denunciaron esta noche varios organismos humanitarios.
En estos días la polémica se instaló con la aparición de un libro con la vida y muerte del ex dirigente de la Confederación General del Trabajo, José Ignacio Rucci, que según la investigación periodística habría sido muerto a manos de un comando de la organización Montoneros en 1974, cuando existía una fuerte disputa en el peronismo con la presencia de Juan Domingo Perón en su tercera presidencia.
El debate es muy viejo, pero la forma como regresó, el pedido de investigación, la demanda a la justicia, intentando con esto poner en el mismo nivel los asesinatos y desaparición de 30 mil personas a manos del gobierno de las juntas militares, llama la atención e instala sospechas en los sobrevivientes.
Horacio Calderón, un hombre ligado con sectores de inteligencia extranjera, y que aparece ahora como analista internacional en diarios de la derecha local, sostiene que los ataques de la guerrilla en los años 70, deben ser “considerados y castigados como crímenes de lesa humanidad” al apoyar el acto de los ex militares este día.
En su mensaje también fustiga a gobernantes, políticos y otros, y a los jefes de los estados mayores de las fuerzas armadas, porque desde su punto de vista han abandonado a su suerte a “numerosos subordinados”, que están siendo enjuiciados en estos momentos por crímenes de lesa humanidad.
Considera que desde el inicio de la gestión del ex presidente Kirchner, y hasta hoy, el gobierno argentino ha trabajado para ocultar “esta verdad histórica” que los militares de la dictadura libraron una “guerra” contra la “subversión trotskista y marxista-leninista que pretendió doblegarnos”. Acusa al Ejecutivo de tener a su alrededor a “miembros prominentes de las organizaciones terroristas” y financiar actividades como las Madres de Plaza de Mayo y otras, lo que considera una especie de “siembra” de terrorismo.
Todo esto sucedió en momentos en que la presidenta recibía a su colega de Chile, Michelle Bachelet, con quien hizo una serie de anuncios sobre los avances de la integración y coincidieron en sus juicios sobre la actual crisis económica.