■ La fiebre por este género prende en toda América del Sur; apagan nostalgia de argen-mex
Música de mariachi invade Buenos Aires
Ampliar la imagen Mariachis en el 50 aniversario del mercado de la Merced en 2007 Foto: Víctor Camacho
Buenos Aires, 5 de octubre. Y los mariachis tomaron Buenos Aires. Fue esta tarde en los bosques de Palermo, uno de los lugares verdes más concurridos de esta capital. Más de 10 mariachis con unos 80 participantes, rivalizando en sus trajes de charro, pusieron una inolvidable nota de color y atrajeron a miles de porteños cautivados por esta alegre y distinta invasión musical.
Auspiciados por la embajada de México, los mariachis tocaron durante más de cuatro horas, en un día radiante, uno de los primeros en que la primavera se hizo sentir.
Asombrados grupos familiares, más los siempre atentos argen-mex, como se llaman los argentinos que han residido en México, ya sea como exiliados o los que han trabajado allí, pudieron hoy “apagar un poco la nostalgia”, como dijo alguno allí, y escuchar a los mejores mariachis locales, que los hay y cada vez más.
Apoyaron también la iniciativa el Proyecto de Promoción Turística de México, Proméxico, Telmex, Radio Palermo y Con X de México.
Paraguayos, peruanos y otros
En realidad el fenómeno del mariachi ya está en todo el país. Muchos de los integrantes locales son paraguayos, peruanos, bolivianos y aregentinos. Hay algunos mexicanos. Los países donde el mariachi es muy popular y está desde hace mucho tiempo incorporado a todas las festividades son Perú, Paraguay y Bolivia. Ahora Argentina ha quedado cautivada por la música del mariachi. Y el festival de hoy causó tanto entusiasmo que grupos de vecinos ya se organizaron para pedir al ministerio de Cultura y la embajada mexicana, que este festival se realice todos los años.
“Los mexicanos son los que más saben, pero nosotros desde muy niños hemos escuchado y cantado la música de mariachi en Paraguay. Es parte de nuestra vida y encontramos además que nuestra arpa está en la música veracruzana. Por eso nosotros creo que no desentonaríamos en ningún barrio de México”, dice Paco, mariachi paraguayo que tiene larga experiencia.
Los nombres de los grupos lo dicen todo: Sol Azteca, Fiesta Mexicana, Los Torales, Mariachi Internacional, Mariachi México Lindo de Mar del Plata, Cielito Lindo y tantos otros. Ahora es usual en Buenos Aires que los enamorados regalen sorpresivamente una serenata con mariachis, y éstos son llamados para bodas, “reconciliaciones”, festejos de 15 años, y también han quebrado la formalidad de la Feria del Libro que todos los años se realiza aquí en abril, cuando, en el Día de México recorren los pasillos y por un momento la alegría hace saltar a muchos y hasta cantar algunas de las más populares rancheras. Se puede decir que la última moda es sorprender a todos con los mariachis en una fiesta.
Carlos Enrique Llanos es de Perú y es integrante del Mariachi Veracruzano, que cerró hoy el festival.
“Tenemos peruanos y argentinos. Hay algunos mexicanos en los mariachis de aquí. Para nosotros, en Perú, es también nuestra música y es tan popular y querida que sorprende. Lo que no sabíamos es que el mariachi iba a prender en Argentina, como una planta. Pero ahora nos llaman de todas partes y estamos creando más grupos. Los hay en todo el país, en distintas ciudades. Nosotros decimos ahora que está la fiebre del mariachi y eso nos hace bien.”
Para otros fue “romper la monotonía; llevarnos a otros mundos, en esa música sentimos hasta los colores y los olores de México”.
En realidad cada vez más, las antiguas casas recicladas están inspiradas en los colores que estallan en México y han roto con viejas ataduras del gris, como también se le ocurre a alguien esta tarde.
Precisamente hubo una extraordinaria exposición de arquitectura mexicana en estos días.
“Faltaba el tequila para poder transportarme a México, pero hoy tuve una tarde inolvidable. Viajé a los viejos tiempos, sentí que andaban por aquí Jorge Negrete, Pedro Infante. Hemos recuperado nuestros viejos lazos a través de esa música levanta muertos como digo” dice la escultora Regina Gonzáles, que alguna vez estuvo por las calles de México “·y por esa plaza donde tocan todos los mariachis y que nos dejan un vuelo de vida que no se va más”.