■ Los flujos de dinero variarán también por la pérdida de valor del dólar y el clima migratorio, dice
La inflación reducirá 1.7% el valor de las remesas que se envíen a AL, según el BID
La reaparición de la inflación en el panorama económico latinoamericano fue planteada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como una de las principales causas que reducirá los beneficios de las remesas en la región latinoamericana.
Según el organismo internacional, los envíos de dinero a comunidades latinoamericanas valdrán cerca de mil 150 millones de dólares menos; es decir, 1.7 por ciento menos, afectadas por la inflación.
El de 2008, afirma el banco, será “el primer descenso en el valor de las remesas a esta región” desde 2000, cuando se inició la contabilización del dinero que se remite a los países en desarrollo.
En el Análisis de Estimaciones de Remesas 2008, realizado con base en encuestas hechas entre nueve bancos centrales de países que representan 88.5 por ciento del total de envíos en la región y presentado el pasado fin de semana, el BID calculó que pese a la inestable situación financiera internacional, América Latina podría recibir 67 mil 500 millones de dólares este año, apenas un crecimiento de 1.5 por ciento respecto del año anterior.
Sin embargo, aclara, “no obstante este aumento nominal, éste sería el primer año en que se reducirá en términos reales la contribución de estos flujos de dinero a los ingresos de los hogares en la región. Los flujos de remesas fluctuarán en concierto con la realidad económica global”, sintetiza e identifica cuatro causales principales:
Inflación, la cual “ha encarecido el costo de vida de los emigrados que envían remesas” por las alzas en los precios de alimentos y combustibles, al mismo tiempo que estos aumentos de precios “exacerban” las necesidades de las familias que dependen de envíos de dinero del extranjero. La segunda causal que se menciona es la desaceleración económica en Estados Unidos, y más recientemente en España, que “limita la posibilidad de acceder a empleos mejor remunerados”.
El tercer elemento identificado es el “clima migratorio”, es decir, las cada vez más restrictivas acciones contra la migración en los países receptores, que “limitan la capacidad de los inmigrantes para enviar dinero”. La cuarta causal del retroceso del valor de las remesas es el denominado “valor del dólar”, es decir, el fortalecimiento de varias monedas latinoamericanas y caribeñas respecto a la divisa estadounidense, lo que da como resultado que las remesas en dólares tengan menor poder adquisitivo.
De hecho, el BID advierte que luego de dos años con registros de crecimiento de dos dígitos, “las remesas a algunos países clave de la región han tenido un crecimiento negativo en el 2008. México y Brasil, los principales destinos de estos flujos en América Latina, han visto reducciones en sus ingresos por remesas desde mediados del 2007.
En ambos países se registró un crecimiento negativo en las remesas este año. En agosto del 2008 la misma inflexión se registró en El Salvador y Guatemala, donde las remesas representan una considerable proporción del ingreso nacional (18 y 12 por ciento, respectivamente)”.
Sobre el caso particular de México el organismo financiero internacional hace referencia a que las remesas “son una herramienta clave para la reducción de la pobreza, ya que más de 57 por ciento de las remesas son utilizadas para cubrir gastos esenciales como ropa, alimentos y alojamiento” y el resto se ahorra o invierte en pequeños negocios, propiedades o educación. Las personas que envían remesas, menciona, pasan cada vez más dificultades para conseguir empleo y para el envío de recursos a sus países de origen.
Pero en general el estudio del BID hace notar la importancia de las remesas para las economías de América Latina, las cuales “son una fuente estable de divisas para millones de familias en la región” y “la clave para la independencia financiera” porque “proporcionan una importante contribución para aliviar el desequilibrio en el desarrollo, que es la razón de fondo por la cual millones buscan una mejor vida en el exterior”.
Pronostica: “A medida que los países desarrollados necesitan mano de obra extranjera, los migrantes continuarán buscando otros horizontes. Por esa razón, cuando la economía global se recupere, los flujos de remesas también lo harán”.