■ El estadunidense presentó la primera parte de Che, en el festival de cine de Morelia

La revolución cubana tuvo la estructura de una cinta clásica: Steven Soderbergh

■ “El bloqueo comercial de mi país hacia la isla no tiene sentido”, afirma el realizador

Juan José Olivares (Enviado)

“El bloqueo comercial de Estados Unidos hacia Cuba no tiene sentido. La política del gobierno de mi país la controla un grupo muy pequeño de personas. En cuanto a Guantánamo, nunca he entendido por qué en un país extranjero ocupa un pedazo de ese territorio para tener una base militar; es algo que no se puede ni pensar, carece de sentido y claro que ahora se ha vuelto un enorme tache.

“Antes era algo raro; ahora, una tragedia”, comenta el director, productor, guionista y fotógrafo estadunidense Steven Soderbergh, realizador de Che película –recientemente exhibida en Cannes– sobre este héroe de la revolución cubana, de la cual ayer fue presentada la primera parte en el Festival Internacional de Cine de Morelia.

En una charla, el realizador dijo que hay millones de formas de ver al Che; este filme “es la mía. A veces es difícil hablar sobre algo que es muy emocional, como hacer una cinta; a menudo las decisiones no son intelectuales, es un proceso que requiere de análisis. He aprendido a la fuerza que no siempre es mejor pensarle de más. Leí todo lo que pude sobre el Che.

“Hablé con todas las personas disponibles que lo habían conocido y habían estado en esas batallas con él. Traté de usar todas las piezas para construir un mosaico alrededor de mi personaje. Es obvio que mi ángulo es diferente por que no soy latino; es distinto, y siempre cambias de opinión luego de hacer una cinta, sobre todo, una como esta.”

Hombre culto y de acción

La primera parte de Che es una mezcla de documental y ficción, con imágenes en blanco y negro, en las que destaca la intervención del personaje en la ONU, en 1964.

A decir del director, ganador de un Oscar por la cinta Tráfico, en 2000, y de la Palma de Oro en 1989 por Sexo, mentiras y video, el “Che es interesante porque pese a ser una persona con alto grado de educación, al final tomaba acción. Por eso yo no quería encontrar algo tradicional, así que en la búsqueda del proceso de cómo darle forma, comencé a determinar lo que no quería hacer. A lo mejor no es la manera más eficiente, pero por lo menos es un inicio, supongo que parte de ese mismo tenor; era no mostrarlo tan complicado. La cinta por eso acabó tan larga (en dos partes)”.

Che relata también algunas de las batallas libradas por los revolucionarios en Sierra Maestra, en Las Villas. El director explica: “Siempre he sentido que la historia de la revolución cubana es casi una novela gráfica, es decir, tenía la estructura de una película clásica de Hollywood, y como todo mundo ya sabe el resultado de ese movimiento, la cuestión estética habla de un conocimiento de resultado. En la parte dos la cosa es muy diferente.”

Soderbergh no se sale de ese contexto hollywoodense; de hecho, dice, “me gusta hacer cintas comerciales y de contexto social, pero en algún momento te preguntas por qué el mundo es cómo es, por qué hay tanta explotación o por qué esa brecha enorme entre las personas que tienen todo y las que no tienen nada. Pienso que no soy tan optimista como el Che, quien creía que podía cambiar algo en la gente, pero yo siento que no es posible, hablando a escala global. Tenemos que encontrar una manera de dirigir esos impulsos competitivos hacia un lugar que no de como resultado la explotación, por ejemplo”.

Che hizo que Benicio del Toro (quien lo representa en el largometraje) obtuviera el premio como mejor actor en la pasada edición del festival de Cannes. Comenta el director: “Todas las posiciones que toman las personas que son antiche en la película se manejan de una u otra forma, ya sea cuando él habla de ejecuciones, o cuando dio su discurso en la ONU, y para mí era importante poner todas las posiciones y que tuvieran un lugar en la cinta. Su parte como burócrata es la menos interesante para una película. La historia de Cuba se sigue escribiendo.”

Benicio es el Che y Fidel, el mexicano Demián Bichir. Soderberh dice al respecto: “Benicio y yo nos conocemos muy bien. Hemos hablamos durante siete años sobre el primero, lo que nos permitió trabajar rápido. En cuanto a Fidel, tenía referencias de algunos actores mexicanos, pero no conocía a Demián y fue un alivio cuando lo encontré, porque sin Fidel la cinta no funcionaría. Necesitaba alguien que estuviera a la altura de Benicio. Luego de conocer a Demián me resultó tentador hacer una cinta nada más enfrentándolos, sólo a ellos dos, a lo mejor como una comedia. Para encontrar los tonos de voz de Ernesto Guevara tuvimos a Pablo, su sobrino en el set, y en cuanto a Fidel, escuchamos horas y horas de grabaciones de sus discursos.”

Autor de un retrato del trasiego de drogas en la frontera mexicana, con Tráfico, Soderbergh dijo desconocer los detalles de los recientes atentados en Morelia. “No sé si el gobierno puede hacer algo, pero en tanto haya mucho dinero en el narcotráfico es posible que veamos sucesos como esos, terribles, porque es una industria inmensa. Tráfico no retrata a la gente mexicana; muestra un desarrollo económico que puede existir en cualquier lugar”.

Soderbergh adelantó que está terminando la comedia El informante, sobre un hecho real. El jueves comenzará a rodar un filme sobre una prostituta de Nueva York y luego un musical, que protagonizará Catherine Zeta-Jones.