■ Se presenta en el Centro Cultural Tlatelolco hasta el 19 de octubre
Olimpia 68 más que denunciar provoca la reflexión con ironía
■ Conmemora 40 años del movimiento estudiantil sin ser una crónica puntual de lo ocurrido
■ Es original de Flavio González Mello y dirige Carlos Corona
Ampliar la imagen Escena de la obra teatral, que evoca el espíritu y el ánimo de la sociedad mexicana en esa época Foto: Yazmín Ortega Cortés
Batallón Olimpia se llamaba el grupo parapoliciaco que participó en la matanza de Tlatelolco en 1968. Olimpia 68 se llama la obra teatral de Flavio González Mello, que en estos días hace temporada en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, como parte de las conmemoraciones del 40 aniversario de aquel movimiento popular y estudiantil que terminó con la masacre.
La obra –dirigida por Carlos Corona– no es ni se pretende una crónica puntual de los hechos ni una denuncia. Lo que busca es generar una reflexión a partir de una historia ficticia –tragicómica– que evoca el espíritu de la época y el ánimo imperante en la sociedad mexicana en esos días.
Las acciones tienen como contexto la celebración de los Juegos Olímpicos en México, inaugurados 10 días después de los hechos en la Plaza de las Tres Culturas.
La historia empieza con una niña que al final de la inauguración se queda en las gradas vacías del estadio esperando a su padre. A partir de ahí, hilvanada en distintos cuadros y dividida en dos actos, se irá tejiendo una trama rocambolesca en la que se ven involucrados varios atletas que asisten a la gesta olímpica, varios de ellos extranjeros: una clavadista japonesa, una corredora suiza, un búlgaro que compite en lucha grecorromana, un marchista mexicano, un pelotari polinesio, entre otros.
Escenarios significativos
El Salón Juárez, habilitado como foro teatral, es indistintamente una pista de atletismo, un dormitorio de la Villa Olímpica, una foso para salto de longitud, una zona arqueológica, un campo de tiro, un gimnasio, una alberca para clavados, una piscina y un sitio clandestino de tortura.
La historia –que no trascurre lineal– mezcla un humor en el que los chistes idiosincráticos se mezclan con la ironía política, la caricaturización de los distintos estereotipos nacionales o el gag inesperado, como el del juez de atletismo que al dar el disparo de salida apunta y mata a uno de los atletas.
Cada cuadro tiene un título que describe una competencia olímpica, pero al mismo tiempo tiene la connotación o crítica política.
El sonido de fondo también juega un papel importante para contextualizar los hechos. Así, se escucha el discurso de Gustavo Díaz Ordaz al inaugurar los Juegos Olímpicos, la música de la época (Inagada da vida, de Iron Butterfly; Neblina morada, de Jimi Hendrix; Jinetes en la tormenta, de The Doors, etcétera); las consignas y las demandas del movimiento estudiantil: “¡Educación, primero, al hijo del obrero; educación, después, al hijo del burgués!”, “¡El pueblo uniformado, también es explotado!”
Análisis medular
En los diálogos de los personajes se van planteando las cuestiones medulares sobre las que el autor quiere propiciar la reflexión. Por ejemplo, cuando un integrante del Batallón Olimpia le pregunta mientras tortura a un atleta al que confunde con un activista estudiantil: “¿Sabes en 40 años quien se va a acordar de ustedes? Nadie. En cambio, de la olimpiada, ¡de eso sí se va a seguir hablando por muchos años! ¿Quién quieres ser, de los que se acuerdan o de los recordados?”
El elenco actoral de Olimpia 68 está integrado por José Sefami, Muriel Ricard, Olivia Lagunas, Javier Oliván, Américo del Río, José Carriedo, Paula Watson, Yliana Cohen, Miguel Ángel Vázquez, José Cremayer, Leonora Cohen y Reiner López.
La obra continuará en cartelera hasta el 19 de octubre, con funciones de jueves a domingo.