“No hay que cantar victoria... el agua es muy traicionera”
Villahermosa, Tab., 3 de octubre. Todas las mañanas, antes de abrir su negocio, José Ortiz camina hasta el malecón para observar el nivel del río Grijalva, cuyas corrientes pasan frente al primer cuadro de Villahermosa, donde se ubica la sección peatonal Zona Luz. Al caer la tarde es enviado uno de sus trabajadores a que “le eche una miradita al río”.
En esa área, que conforma el centro histórico de la capital, a 70 metros del malecón, se ubica el negocio de cocteles Rock and Roll, propiedad de José Ortiz. Hoy, como lo repite desde que arreciaron las lluvias, volvió a acechar el río que, según el último reporte de la Comisión Nacional del Agua, descendió este día dos centímetros, pero su cauce sigue 1.44 metros arriba de su nivel crítico.
“Hay que estar pendiente porque el año pasado nos confiamos y el agua se nos vino de golpe y no dio tiempo de sacar los aparatos eléctricos ni muebles”, señala.
Sin dejar de atender a los clientes, desde el mostrador admite: “estar preocupado”, y que decidió no cerrar la coctelería porque ahora sí se preparó ante cualquier contingencia. “Ya renté un local en la colonia Atasta (la zona alta de la ciudad), adonde trasladaríamos todo el equipo de refrigeración y mobiliario en caso de que la situación se ponga seria, pero hoy el río bajó y esperamos que siga así”, narra.
El suyo es de los pocos negocios que dan servicio en el primer cuadro de la ciudad, pues la mayoría de los propietarios prefirió desalojar sus negocios ante el temor de que se desborde otra vez el Grijalva, como hace casi un año.
Según un censo oficial, de los 440 comercios registrados sólo 10 por ciento está operando. “Los que abren resienten pérdidas de entre 60 y 70 por ciento”, asegura a La Jornada Salvador Samperio, funcionario del ayuntamiento.
Conocido en Villahermosa y sus alrededores como Pepe Rock and Roll, el hombre de 55 años cuenta que en 38 años sólo ha cerrado su negocio 33 días. “Eso fue a partir del 3 de noviembre del año pasado.
En esa ocasión su comercio, considerado el más famosa de la capital tabasqueña, tuvo pérdidas calculadas por su propietario en 150 mil pesos.
“Parece que hoy ya la libramos, pero no hay que cantar victoria, lo mejor es estar checando el río, porque el agua es muy traicionera”, señala José Ortiz.