■ Leonardo Gómez Emilsson, de los más destacados en matemáticas
Estoy convencido del fraude, dice el joven que gritó espurio a Calderón
■ Repliqué que no hay libertad porque no soporté el cinismo: Marco Jiménez
Ampliar la imagen El presidente Felipe Calderón se retira de Palacio Nacional luego de reconocer a jóvenes galardonados con el Premio Nacional de la Juventud. Atrás, la titular de la Secretaría de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota Foto: María Luisa Severiano
Andrés Leonardo Gómez Emil- sson, el joven que gritó “¡espurio!” al presidente Felipe Calderón tras haber recibido el Premio Nacional de la Juventud por ser uno de los alumnos más destacados del país en el área de matemáticas, dice estar convencido, por estudios estadísticos, de que hubo fraude en las elecciones de 2006.
Ha ganado medallas de plata en las Olimpiadas Nacionales de Matemáticas y de bronce en las de Matemáticas de la Cuenca del Pacífico 2007; obtuvo el primer lugar en el concurso Leamos la ciencia para todos, del Fondo de Cultura Económica, y una presea internacional de bronce en la primera Olimpiada Juvenil de Ciencia, en Indonesia.
Ingresó a bachillerato con uno de los puntajes más altos
Además, obtuvo 120 aciertos –uno de los puntajes más altos– en el examen de ingreso al bachillerato, y tras estudiar un año en el Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Sur, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue seleccionado por la Asociación Mexicana pro Colegios del Mundo Unido, para ir a Noruega, donde actualmente cursa el segundo grado de bachillerato.
En entrevista, explica las razones de su inconformidad: “desde hace mucho tiempo decidí que Calderón no es mi presidente. He visto análisis estadísticos de las elecciones y es obvio que es un fraude. En fin, hay asimetrías estadísticas que son imposibles de explicar a menos que haya un fraude”.
Contó que al inicio de la ceremonia declinó saludar al michoacano. “Le dije: no te puedo dar la mano, y él me dijo: ‘ah bueno. Está bien, muchacho’, o algo así, y me tocó (la espalda)”.
Después, cuando recibió el premio de manos del Ejecutivo federal –que consiste en diploma firmado por el Presidente, una medalla, roseta de oro y 130 mil pesos–, recordó que no se dieron la mano.
Y decidió manifestar su inconformidad cuando Calderón hizo un reconocimiento a Eufrosina Cruz, quien dijo que da voz a las mujeres de Oaxaca para que puedan votar. “¿Por qué él no le dio voz a los mexicanos al convertirse en presidente; eso me estaba matando por dentro; no lo podía dejar pasar”, relató el muchacho de traje y peinado con cola de caballo, quien no imaginó lo que pasaría después, porque pensó que tenía “fuero” por ser uno de los premiados.
Gómez Emilsson pertenece además a una familia de académicos de larga trayectoria en la UNAM. Su abuelo, el geólogo Ingvar Emilsson, es coordinador de Plataformas Oceanográficas de la Coordinación de la Investigación Científica, y su padre, Luis Gómez Sánchez, economista y doctor en historia y sociología por la Universidad de París, fue candidato a la dirección de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la máxima casa de estudios, donde imparte asignaturas de sociología, además, en 2000 fue delegado en Tlalpan.
En tanto, Marco Virgilio Jiménez Santiago, quien formaba parte del público que asistió a la entrega de los premios y exclamó: “¡no hay libertad en este país!”, tiene 24 años, es “tesista” de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM e integrante del Encuentro Estudiantil Multidisciplinario Metropolitano, que presentó un proyecto de cultura democrática al Instituto Mexicano de la Juventud.
Asegura que la protesta contra Calderón fue porque “no soportaba el cinismo de los discursos y repliqué que no hay libertad”.