■ Se reúne con niños parlamentarios; les pide luchar para no ser esclavos de las drogas
Fustiga Calderón a quienes desacatan “las ideas básicas de la democracia”
Ampliar la imagen La presidenta del Parlamento de las Niñas y los Niños dijo a Felipe Calderón que la inseguridad es la principal preocupación de los menores, y demandó más vigilancia, sobre todo en las escuelas Foto: Notimex
Al exponer sus ideas sobre política a niños parlamentarios, el presidente Felipe Calderón advirtió, sin dar nombres, que hay quien teniendo ya muchos años y diciéndose muy demócrata, “la verdad no respeta las ideas básicas de la democracia y podría hacerle mucho daño al país”.
La aparente alusión a su ex contrincante en las elecciones de 2006 Andrés Manuel López Obrador se completó cuando se refirió a la “regla de oro de la democracia”, y planteó que cuando hay una discrepancia, debe haber una votación y al definirse “qué idea ganó (...) respetar precisamente esa decisión también democrática. Sólo así pueden avanzar los pueblos y las naciones”.
Tras recibir un reconocimiento de la presidenta del Parlamento de las Niñas y los Niños, Karla Zecua Velarde, el michoacano también prometió que habrá un “México libre de delincuencia y de maldad”, defendió la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) y les pidió ser felices.
Acompañado de los titulares de Gobernación y de Educación Pública, Calderón recibió ayer en el salón Adolfo López Mateos de Los Pinos a un congreso que resultó ser un “reto” para el de los adultos, como hizo ver el senador Guillermo Tamborrel, presidente de la comisión organizadora. La razón es que está integrado por 206 niñas y 94 niños; es decir, la presencia femenina es de 66 por ciento, mientras en las cámaras es apenas de 20 por ciento.
Con expresiones propias de la diplomacia política, la presidenta del parlamento declaró que la tarea de conducir el país no es sólo del Presidente, sino de la sociedad entera, y “por eso los legisladores infantiles venimos a participar con nuestro granito de arena, no sólo a pedir o a quejarnos”.
A nombre de sus compañeros, expuso que la seguridad es su principal preocupación, y demandó más vigilancia, sobre todo afuera de las escuelas, e insistió que en este esfuerzo Calderón “no está solo”.
Vestida con uniforme escolar, remató su intervención en la tribuna de Los Pinos con un agradecimiento al Presidente por los uniformes deportivos, los libros y, especialmente, por la computadora que recibirán de obsequio. “En verdad, señor Presidente, fue una sorpresa que nos llenó de felicidad. Tiene un 10 de calificación, y también nuestra admiración y cariño”, señaló.
Calderón improvisó su discurso y se quejó de que las generaciones pasadas fueron educadas para dejarle todo al gobierno y a los políticos, pero “la política es tan, tan importante, que no se le puede dejar sólo a los políticos”.
Ocupó la primera parte de su exposición a explicar la principal regla de la democracia, para lo cual utilizó una metáfora futbolera: “Se le puede ir a las Chivas, o se le puede ir al América, o se le puede ir al Morelia; en fin, al que quieran, pero lo importante no es tener visiones distintas, sino poder entenderse unos a otros, dialogar y saber entender que se puede pensar distinto, pero hay cosas en las que uno debe estar unido como mexicano”. Lo mismo, aseguró, debe pasar en política.
Luego comparó la “nueva esclavitud a las drogas” con la que vivieron los mexicanos antes de la Independencia, en que “había señores que se sentían dueños de otra gente y podían decir: ‘A mí dame a tu hijo, a mí dame a tu hija, porque yo soy tu dueño’, y había esclavos y había amos”.
Aseguró que está “peleando fuerte contra esos nuevos amos, abusivos, pero yo les pido a ustedes que luchen siempre por no ser esclavos”.
Con su auditorio estudiantil también promovió la ACE –que ha provocado protestas magisteriales en los estados– como la alternativa para que México crezca, gane olimpiadas y tenga empleo. Tras esta afirmación, se llevó aplausos de los niños.
Transcurridos 20 minutos, en los que tres niños dejaron el salón para ir al baño y uno fue atendido tras desvanecerse, Calderón reconoció que había hablado mucho y, “como dicen también en la Cámara de Diputados o en el Parlamento, cuando uno ya habla mucho y le dicen: ‘Oiga, se le acabó su tiempo, tiene que concluir’”.
Aún así, y con la mirada aprobatoria de su esposa, Margarita Zavala, todavía abogó por la equidad de género y deseó “de todo corazón” que esos estudiantes se conviertan en diputados y senadores, porque entonces México será mucho mejor.