Usted está aquí: jueves 2 de octubre de 2008 Espectáculos Salón Palacio

Salón Palacio

Carlos Martínez Rentería
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■ La contracultura es una revolución pendiente: Luis Racionero

El pasado 19 de septiembre el escritor español Luis Racionero, autor del mítico libro Filosofías del underground (Anagrama), participó en el ciclo de conferencias conmemorativas por el 40 aniversario del movimiento estudiantil de 1968, en el Centro Cultural Universitario de Tlatelolco, de la Universidad Nacional Autónoma de México. Esa noche se reunió un un nutrido auditorio conformado por sesentones irredentos y jóvenes veinteañeros que esperaban encontrar alguna receta para salvar su futuro. Racionero evocó el represivo 1968 que le tocó vivir en la ciudad de San Francisco, a ritmo de contracultura, sexo, drogas y rocanrol.

Con Racionero en un antro punk

Una vez concluida la conferencia, el anfitrión Sergio Raúl Arrollo nos invitó una cena en honor del escritor español, y ya en la madrugada lo llevamos al espacio punketo-dark El Under. Lo que no se imaginó Racionero es que el punk histórico Raúl Senk, propietario del lugar, es admirador del libro Filosofías del underground y le invitó varias chelas.

“Todo lo que no se ve en mí es hippy”, dijo con ironía el ex director de la Biblioteca Nacional de España. En breve entrevista confesó ya no suscribir aquella descalificación tajante del concepto contracultura que hizo en su libro Filosofías del undeground, y que dice: “El término contracultura es una desafortunada traducción española del inglés… la idea ha adquirido connotaciones de movimiento anticultural…”; por tanto, prefirió adoptar el concepto underground. Pero 31 años después confiesa: “Ahora me gustan los dos”, y advierte la vigencia de la contracultura como “una revolución pendiente”.

El american way of life en entredicho

En el mencionado libro, Luis Racionero resume así su experiencia de aquel verano del 68, en la Universidad de Berkeley, California, donde estudió: “En lugar de bermudas, pantalones vaqueros; los pelos al cepillo se habían convertido en cabelleras; Perry Como y Dean Martin eran venerables reliquias desbancadas por los Rolling Stones, Hendrix y Joplin; los jóvenes iban al festival pop de Monterey en lugar del estadio de los Gigants, y la policía había decretado toque de queda en las calles de Berkeley. El american way of life estaba en entredicho… y Bob Dylan cantaba: ‘Algo está pasando y used no sabe qué es, ¿verdad que no, Mr. Jones?’”

–Al cumplirse 40 años de ese emblemático movimiento, ¿cuáles son las primeras impresiones que le vienen a la memoria?

–No vienen, siempre han estado ahí: la alegría, los colores, las flores y el buen rollo de los hippies.

–¿Cómo definiría el impulso de rebeldía de los años 60, y cuáles fueron sus principales detonadores?

–Los impulsos: el excedente de represión, los movimientos de derechos civiles, la igualdad racial, la liberación de la mujer, gay power, el pacifismo, más drogas, sexo y rocanrol. Los detonadores: la Universidad de Berkeley, las comunas de High Ashbury, la guerra de Vietnam y el LSD.

–¿Qué tan definitiva fue la presencia del movimiento beat en la detonación de los movimientos libertarios de los años 60?

–Los beats fueron fundamentales, pero también los hippies, el movimiento sicodélico y las filosofías orientales.

–¿De qué manera se insertó España en los movimientos juveniles de la decada de los 60?

–España, en esa década, estaba culturalmente en manos de los marxistas, o sea que no empezamos la contracultura hasta los años 70.

–En su libro Filosofías del underground desconfía de la palabra “contracultura” y prefiere el concepto underground, ¿mantiene esta postura?

–No, ahora me gustan las dos.

–¿Cuáles son las diferencias que advierte en los jóvenes de los años 60 y los de hoy día?

–Los de ahora son más materialistas, porque ya tienen la mitad de lo que luchamos nosotros y no ven cómo tener la otra mitad.

–¿Ha muerto la contracultura?

–No, 1968 fue una revolución cultural abortada por el sistema, pero no del todo. Es una revolución pendiente.

–¿Qué podría considerarse underground actualmente?

–Supongo que algunas de las cosas de entonces, pero no todas, porque parte de lo que pedía el underground ya se ha sacado a la superficie, por ejemplo el gay power.

–¿En lo personal Luis Racionero sigue siendo underground?

–No, porque vivo en un cuarto piso. Pero todo lo que no se ve en mí es hippy.

Luis Racionero estuvo una semana en el Distrito Federal, bebió chelas con punketos, recorrió el Tianguis Cultural del Chopo, fue estafado en un table dance de mala muerte y promete regresar pronto.

 
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