■ Las casas se han convertido en refugio para madres solteras con 4 o más hijos
En riesgo, 300 familias de escasos recursos que viven en vecindades de Álvaro Obregón
■ Solicita el delegado 50 millones de pesos para darle atención a estas construcciones
Ampliar la imagen Aspecto de una de las vecindades de Álvaro Obregón, en las que residen familias de escasos recursos o pobreza extrema Foto: María Luisa Severiano
Hacinadas y en condiciones de insalubridad, cerca de 300 familias de escasos recursos o en pobreza extrema en Álvaro Obregón se cobijan en vecindades en ruinas, construidas entre las décadas de los años 40 y 50, que ante el paso del tiempo y la falta de mantenimiento, están a punto de colapsarse.
A pesar del riesgo que representan, la posibilidad de pagar una renta que va entre los 550 y mil 500 pesos al mes, según el espacio habitado, ha convertido, por ejemplo, al conjunto de viviendas precarias, en la calle Halcón número 55, en la colonia Bella Vista, en refugio de madres solteras jóvenes, que tienen en promedio entre cuatro y seis hijos.
Noventa personas, 70 de ellas menores de edad, viven en el inmueble de tres niveles, repartidos en nueve cuartos caracterizados por su estrechez, oscuridad, falta de ventilación, techos y paredes agrietadas, en los que proliferan las cucarachas y chinches, así como un intenso olor a humedad.
En lo que antes era la cocina de la vivienda adjunta, en un espacio no mayor a dos metros de ancho por tres de largo, María del Carmen Jiménez Sánchez levantó su hogar. Madre soltera, de 30 años y con seis hijos, admitió que no ha tenido otra opción para vivir, pues sus ingresos se limitan a los 550 pesos que obtiene a la semana por su trabajo como empleada doméstica.
“No me alcanza. A todos los tengo en la escuela, menos a uno que tengo enfermo. Ya hemos hecho algunos arreglos, porque estaba peor. Todo las aguas negras salían por el caño, pero el dueño nunca se ha hecho responsable”, expresó, al tiempo de mostrar su cuarto, en el que apenas caben dos literas, un mueble que funciona como ropero, y una mesa con una parrilla eléctrica.
Al lado, en la casa de Viridiana Sánchez García, de 25 años, con seis hijos y uno más en camino, las condiciones son similares. Al deterioro de los muros, ahí se suma el mal estado de las instalaciones eléctricas. No hay cable que no esté desprendido de la pared.
En la vivienda de la señora Gabriela Pérez ya tienen años sin gas, simplemente porque no hay “manera de poner un clavo sin que la pared se venga abajo. Imagínese si colgamos un tubo”, dijo al señalar que lo peor es subir a la azotea: “Nos vamos tambaleando en las escaleras”, apuntó.
La miseria y la pobreza también recorren los pasillos de la vecindad conocida como El Corral, en la colonia Arvide, pero con un agravante más: la delincuencia. Aunque los inquilinos aseguran que se trata sólo de la mala reputación, las autoridades han identificado puntos de venta de droga.
Ante cualquier eventualidad o la entrada de alguien extraño, sus moradores se alertan entre sí con el tañer de una campana, resguardada por un altar con imágenes de la Virgen de Guadalupe y San Judas Tadeo.
Distribuidas, alrededor de un amplio predio, con un patio central que hace de estacionamiento, las diminutas casas han comenzado a sufrir los estragos del tiempo. En algunas de ellas, los techos tienen que ser sostenidos por polines, y otras han tenido que ser desocupadas por el peligro de derrumbe.
En una gira de trabajo, el titular de la demarcación, Leonel Luna Estrada, precisó que tienen identificadas alrededor de 60 vecindades en ocho colonias del perímetro delegacional consideradas como de alto y muy alto riesgo, con múltiples problemas legales o abandonadas por sus dueños ante el alto costo para su mantenimiento.
Ante ello, indicó que solicitará a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal que destine una partida especial, dentro del presupuesto del próximo año, de 50 millones de pesos para atender este tipo de inmuebles, que en algunos casos, serían expropiados, para generar junto con el Instituto de Vivienda un programa habitacional específico.