■ Los archivos con información de estudiantes y docentes estaban en la rectoría
Encuentran documentos de inteligencia sobre el espionaje al Colegio Nacional en la dictadura
■ En el recinto, que depende de la Universidad de Buenos Aires, hubo 106 víctimas de la represión
Buenos Aires, 28 de septiembre. Archivos de la pasada dictadura militar (1976-1983) y anteriores a esta, con fichas y documentos de inteligencia sobre estudiantes y docentes así como organigramas e informes diversos fueron encontrados en viejos folders olvidados y cubiertos de polvo, por la nueva rectora del Colegio Nacional de Buenos Aires, Virginia González Gass.
Siguiendo la inquietud de algunos jóvenes alumnos que algo pudieron investigar anteriormente sobre lo sucedido en la persecución política en el Colegio Nacional de Buenos Aires, tanto por dictaduras anteriores, los escuadrones de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) y el último régimen militar (1976-1983), González Gass, siempre comprometida con el tema de derechos humanos, hizo el singular descubrimiento. En este colegio, de nivel secundaria y dependiente de la Universidad de Buenos Aires, hubo 106 víctimas del terrorismo de Estado, entre alumnos, ex alumnos y cientos de exiliados.
Además de todas las listas e intercambios de información de inteligencia con otros colegios y universidades durante la última dictadura, aparecieron documentos de épocas anteriores, incluidos volantes y actas de reuniones.
Apilados y cubiertos de polvo y telarañas los folders estaban en armarios que correspondían a la escalera interna de la rectoría y al parecer no inquietaron a su anterior rector Horacio Sanguinetti, nombrado por el ahora jefe de gobierno de la ciudad, el derechista Mauricio Macri, como director del Teatro Colón.
Sanguinetti permaneció desde 1983 hasta el año pasado en su cargo y es con la llegada de González Gass cuando después de tanto tiempo se descubren estos documentos.
La nueva rectora pidió ayuda al Archivo Nacional y a la Comisión –ambos de la Memoria– para ordenar la información y decidir, a la vez, organizar un archivo ahí mismo y enviar a la justicia todo lo que pueda ayudar en los juicios que se desarrollan ahora.
El hallazgo puede ayudar a abrir otros procesos
El Colegio Nacional es un símbolo en el país y fue intervenido bajo la dictadura militar, que dejó atrás esas increíbles pruebas que hubieran servido durante los juicios a las juntas militares a mediados de los 80.
Esos informes sobre actos, manifestaciones, seguimientos a estudiantes y profesores y algo mucho más fuerte, el intercambio de cartas de militares, policías y agentes de inteligencia con las autoridades de Buenos Aires, serán integrados a las causas en marcha y podrían permitir abrir otra nuevas.
También se puede seguir la importancia de la lucha de los estudiantes en favor de la gestión de Raúl Aragón, quien asumió en 1973 durante el gobierno de Héctor Cámpora, cuando éste fue defendido mediante una toma del colegio al avanzar la derecha peronista en la universidad y sus estudiantes de nivel de secundaria.
“Durante esa toma los militantes velaron en el claustro central al estudiante Eduardo Bekerman, que fue fusilado por la Triple A. Poco después, Aragón fue removido y se sucedieron otros dos rectores que chocaron con los alumnos, resolvieron expulsiones masivas y finalmente tuvieron que renunciar” recuerda Página 12. Mario Garda y Antonio Muñoz figuran entre ellos.
En 1975 estuvo como rector Eduardo Aníbal Rómulo Maniglia, quien mantuvo un grupo de celadores (preceptores) que vigilaban a los docentes y estaban encargados de mantener una disciplina militar decretando el orden marcial y el silencio en cada momento del día.
Maniglia murió en 1978 y quedó a cargo del colegio su segundo, Icas Edgardo Micillo, quien continuó la misma política hasta 1982, cuando fue nombrado nada menos que secretario de Educación de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires.
El hallazgo incluye parte de los sucesos de los años 66-69, en el tiempo de la “noche de los bastones largos” que fue el desalojo brutal de cinco facultades de la Universidad de Buenos Aires por parte de la policía por orden de la dictadura del general Juan Carlos Onganía, un mes después de haber derrocado al entonces presidente Arturo Illia, el 28 de junio de 1966. Ante las brutales disposiciones de Onganía, de intervenir las universidades éstas fueron ocupadas por sus autoridades, los estudiantes, los profesores y graduados que fueron reprimidos brutalmente, dejando decenas de heridos y más de 400 detenidos y provocando el éxodo de importantes académicos del país. También están los volantes de las organizaciones de choque anticomunista y los parapoliciales. Un ejemplo del valor de estos documentos lo indican algunos datos, incluso escritos a mano por los informantes sobre reuniones de delgados y el nombre de los presentes. Entre ellos figura el de Magdalena Gallardo, que fue secuestrada cuando tenía 15 años. La verdad regresa por distintos caminos.