■ La Casa Blanca y el liderazgo legislativo esperan tranquilizar los mercados de capital
Anuncian en EU acuerdo que autoriza el rescate financiero
■ Cuando sea aprobado por las dos cámaras pasará al presidente para promulgarse como ley
■ Se limitan remuneraciones de ejecutivos; el gobierno debe evitar que se pierdan más viviendas
Ampliar la imagen La presidenta de la Cámara de Representantes estadunidense, Nancy Pelosi, durante la conferencia de prensa ofrecida en Washington, donde dio a conocer el acuerdo logrado para el rescate del sector financiero Foto: Ap
Nueva York, 28 de septiembre. Líderes legislativos y el gobierno de George W. Bush anunciaron que habían concretado un acuerdo tentativo esta madrugada autorizando el paquete de rescate del sector financiero hasta de 700 mil millones de dólares, en lo que sería la mayor intervención gubernamental en el “mercado libre” desde la Gran Depresión, y tal vez en la historia del país.
Al anunciar el acuerdo, la Casa Blanca y el liderazgo del Congreso lograron cumplir con su objetivo de enviar lo que esperan será un mensaje tranquilizador a los mercados de capital, antes del comienzo de esta semana.
Se programó que el acuerdo, ahora ya en versión de un proyecto de ley, “Ley de Estabilización Económica de Emergencia 2008”, sea sometido a un voto de aprobación este lunes, y casi inmediatamente después sea presentado ante el Senado. Una vez aprobado por las dos cámaras, será enviado al presidente para ser promulgado como ley. Sin embargo, aun no está garantizada su aprobación y algunos pronostican que no necesariamente gozará de un apoyo amplio, aunque probablemente logre el suficiente para sobrevivir.
El acuerdo contiene el elemento central de que el Departamento del Tesoro será autorizado a adquirir deuda devaluada, en gran medida la ligada a hipotecas, para intentar liberar a los mercados de capital de este peso cuyas consecuencias ya han resultado en el derrumbe o debilitamiento peligroso de algunos de los bancos de inversiones, aseguradoras y bancos de ahorro más grandes de Estados Unidos, y han congelado el sistema entero de crédito del país.
En las intensas negociaciones entre el liderazgo legislativo y el gobierno de Bush, también se logró incorporar una serie de medidas como precio político para elaborar un proyecto de ley que podría ser aprobado por el Congreso (la Cámara podría votar la iniciativa este lunes). Entre ellas, el proyecto de ley incluye límites a la remuneración de ejecutivos cuyas empresas estén beneficiadas por el rescate federal; requiere que el gobierno, como nuevo dueño de hipotecas e instrumentos de deuda, haga lo posible para evitar más juicios hipotecarios y la pérdida de viviendas; en algunos casos el gobierno tendrá participación en activos en empresas financieras a cambio de la asistencia federal, y se creará un mecanismo legislativo de supervisión del programa de rescate.
El acuerdo también establece que los fondos serán otorgados en etapas. Los primeros 250 mil millones de dólares estarán disponibles al promulgarse el proyecto de ley, otros 100 mil millones de dólares podrán ser utilizados a discreción por el presidente. El resto, 350 mil millones de dólares, serán sujetos a una revisión por el Congreso.
Al parecer, la urgencia de un rescate obligó a la Casa Blanca a ceder en casi todos estos aspectos después de que su propuesta inicial otorgaba un poder ilimitado sin precedente al secretario del Tesoro para administrar el programa.
El anuncio del acuerdo preliminar fue hecho a las 12:30 de la madrugada este domingo por el secretario del Tesoro, Henry Paulson, y líderes legislativos, después de una semana de negociaciones intensas con la legislatura, y donde el mayor obstáculo al final no fue la bancada demócrata, sino las filas republicanas en la Cámara de Representantes, las que armaron una rebelión contra su líder en la Casa Blanca. De hecho, estos representantes aún no habían expresado su aprobación al acuerdo y las negociaciones continúan para buscar suficientes votos entre ellos para asegurar su aprobación.
Los legisladores y la Casa Blanca continuaron trabajando a lo largo de este domingo para afinar detalles, y esta tarde se elaboró la versión final de un borrador de proyecto de ley de unas 110 cuartillas (la propuesta original presentada por la Casa Blanca hace una semana era de menos de tres cuartillas).
Protección para Main Street
Todos los políticos –tanto en la Casa Blanca como en el Congreso– reiteraron el mensaje de que todo esto era por el bien de los estadunidenses en general y no un rescate para los ricos de Wall Street. “Todo esto fue hecho para proteger a Main Street (eufemismo para el ciudadano común) y los estadunidenses de la crisis en Wall Street”, afirmó Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara baja.
“Si no hacemos esto, el trauma, el caos y la interrupción de las vidas de los estadunidenses en general será abrumador, y ese es un precio que no podemos arriesgarnos a pagar”, comentó el senador republicano Judo Gregg, el principal negociador de su bancada, en declaraciones a la agencia Ap.
Esta noche, el presidente Bush emitió una declaración elogiando el trabajo “bipartidista” con su gobierno, que ha culminado en un acuerdo “urgentemente necesitado para abordar una crisis en nuestro sistema financiero que amenaza a toda la economía estadunidense”. Señaló que el proyecto de ley ofrece lo necesario para “proteger a nuestra economía contra una descomposición a lo largo del sistema”.
Los candidatos presidenciales también expresaron su apoyo al acuerdo en principio. “Cuando se le solicita a los contribuyentes tomar un paso tan extraordinario por la irresponsabilidad de relativamente pocos, no es causa para celebrar. Pero este paso es necesario”, dijo el candidato presidencial demócrata Barack Obama, en un comunicado.
Su contrincante republicano, John McCain, dijo que aunque es una medida poco apetente, “la opción de hacer nada simplemente no es una opción”, en entrevista con un programa de ABC News.
Es una coyuntura particularmente delicada, tanto para los legisladores como para los candidatos presidenciales, ya que están a sólo cinco semanas de una elección general (toda la Cámara baja y un tercio del Senado están en juego, junto con la Casa Blanca), y por lo tanto las negociaciones entre las presiones objetivas de una crisis donde, por un lado, la Casa Blanca y expertos advertían que el sistema económico estaba al borde de un colapso sin una acción inmediata y, por otro, crece una ola de sospecha popular de que el gobierno estaba rescatando a los ricos de Wall Street y protegiendo los intereses de una cúpula, que poco ha hecho para las crisis económicas cotidianas que enfrentan los estadunidenses en Main Street.
Aun si el paquete es aprobado, nadie puede garantizar que funcionará, o que no se necesitará aún más dinero para rescatar a Wall Street de sus propias trampas. De hecho, algunos expertos no descartan que el precio de todo esto podría llegar a 2 billones de dólares.