■ Estallan coches bomba en Cantabria y el País Vasco; condena de Rodríguez Zapatero
Tres atentados de ETA en 24 horas provocan un muerto y 16 lesionados
Ampliar la imagen Un policía inspecciona el área donde un coche bomba con más de cien kilos de explosivos estalló a las puertas del cuartel de la policía autonómica de Ondarroa, en Vizcaya; en el atentado atribuido a ETA 11 personas resultaron heridas, seis de ellas agentes Foto: Ap
Madrid, lunes 22 de septiembre. Al menos un efectivo militar murió y cinco personas resultaron heridas al estallar esta madrugada un coche bomba en la localidad de Santoña, en Cantabria, en el tercer atentado perpetrado en España en 24 horas, luego de otros dos que tuvieron lugar en el País Vasco, atribuidos a la organización armada vasca ETA.
El coche bomba estalló al filo de la una de la madrugada cerca del Patronato Militar Virgen del Puerto, una institución académica militar en la avenida Carrero Blanco. Una llamada anónima a nombre de ETA alertó de la colocación del explosivo a la Asociación de Ayuda en Carretera (DYA), de la localidad vasca de San Sebastián, lo que permitió desalojar la zona antes del estallido, que ocasionó severos daños materiales.
En esta ocasión, el mensaje de aviso no estaba grabado previamente. Tras recibir la llamada de alerta, hecha por un hombre que habló con tono tranquilo, según trascendió, la DYA lo comunicó al Departamento Vasco el Interior, que trasladó el avisó a las autoridades cantabras.
La calle donde se encuentra la institución académica lleva el nombre de Luis Carrero Blanco, militar a quien el dictador Francisco Franco dejó la presidencia del gobierno en 1972, pero fue asesinado en un atentado perpetrado por ETA un año después.
Este fue el tercer ataque con coche bomba, luego de los dos ocurridos horas antes en el País Vasco, el primero en Vitoria, frente a la sede central de la Caja Vital, poco antes de la medianoche del sábado, con un carro cargado con unos 80 kilogramos de explosivos, y el segundo, y más grave, cuatro horas después con más 100 kilos de explosivos, a las puertas del cuartel de la policía autonómica de Ondarroa, en Vizcaya, donde 11 personas resultaron heridas, seis de ellas agentes.
En el primer caso, una persona que dijo hablar en nombre de ETA advirtió de la deflagración, pero no fue así en Ondarroa, donde el comando etarra pretendía “cometer una masacre” y matar al mayor número de ertzainas, aseguró el consejero de Interior del gobierno vasco, el nacionalista moderado Javier Balza.
“Esta fue una de las mayores barbaridades de los últimos tiempos”, apuntó el ministro Blaza al condenar por parte del gobierno vasco esta acción.
Los etarras colocaron el vehículo con la cajuela abierta para aumentar la onda expansiva, pero antes lanzaron cocteles molotov contra el inmueble a fin de que salieran los agentes y les sorprendiera la explosión en la calle, pero éstos estos salieron por la puerta de atrás en aplicación de las medidas de autoprotección establecidas, explicó Balza.
Tras estos dos ataques, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, expresó su “repulsa” y “desprecio” por los atentados. “El Estado no retrocederá ni un milímetro” frente a ETA, dijo durante la clausura del congreso de los socialistas de Castilla y León.
“Quienes deben retroceder son ellos porque su destino es la cárcel”, añadió.
El líder del opositor y conservador Partido Popular, Mariano Rajoy, prometió dejar atrás las diferencias con los socialistas en materia de terrorismo para “estar detrás” de los esfuerzo del gobierno para acabar con ETA.
ETA se hizo presente nuevamente en el País Vasco, cuatro meses después de su último atentado con coche bomba, y sus acciones se dan tras una semana de decisiones judiciales de enorme calado y que crearon un profundo malestar en el entorno de la izquierda separatista radical, y se cree que también en la propia dirección de ETA.
En sólo cinco días se ilegalizaron dos formaciones políticas: Acción Nacionalista Vasca (ANV, con 337 concejales) y el Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV, con nueve diputados autonómicos), además se decretó la proscripción de Gestoras pro Amnistía, la asociación de ayuda a los presos etarras, y se ordenó el encarcelamiento de 12 de sus dirigentes, incluido su máximo líder Juan María Olano.
La semana pasada un comando etarra pretendió atentar contra un agente de la Policía Nacional, que viajó 10 kilómetros con una bomba lapa adosada a su vehículo. El artefacto fue desactivado sin que hubiera heridos.