Usted está aquí: domingo 21 de septiembre de 2008 Espectáculos Al público nostálgico lo han olvidado las disqueras, lamenta César Costa

■ El icono rocanrolero de suéter celebra medio siglo de carrera

Al público nostálgico lo han olvidado las disqueras, lamenta César Costa

Arturo Cruz Bárcenas

Ampliar la imagen César Costa, Roberto Jordán y, de los Teen Tops, Many César Costa, Roberto Jordán y, de los Teen Tops, Many Foto: Arturo Cruz Bárcenas

Como otros pioneros del rocanrol en México, César Costa (su nombre real es César Roel Schreurs, quien nació el 13 de agosto de 1941 en la ciudad de México) cumple en este 2008 medio siglo de cantar un género que ha marcado la vida de millones de personas en el mundo. Se presentó ayer, 20 de septiembre, en el Séptimo Festival Rey Poeta Nezahualcóyotl, en Texcoco, con los Teen Tops y Los Hooligans, entre otros. “Reunirme con compañeros de carrera de hace 50 años es poder comunicar algo tan noble como la música”, expresó en entrevista.

El rocanrol, añadió el también abogado, ya tiene muchos años de romance con el público mexicano. “Al público original lo han olvidado las disqueras; no le han dado nada después del rock. Esa audiencia tiene una enorme nostalgia y un gran arraigo por esta música y poder compartir con ellos las canciones con que conocieron a la esposa que en aquel momento era su novia, con las que soñamos juntos, es algo mutuamente importante.

“Lo que tenía de auténtico el rocanrol es que plasmábamos la vida cotidiana, lo que nos pasaba a cada uno.”

–¿Desde cuándo luce suéteres?

–Ya no tejo, ¿eh? Son ya 50 años desde que me inicié, desde que era el cantante de los Black Jeans. En 1960 empecé como solista y ahí empezaron los suéteres, y como eran una prenda muy juvenil los jóvenes la hicieron propia. Me mandaban de los clubes de Ecuador, Colombia, Argentina… de todos lados, y yo los usaba en mis programas de televisión; agradecía al público que me lo había enviado, lo que creó una retroalimentación, porque veían el suéter y me mandaban otro.

“Llegué a tener una colección enorme, unos mil 500. ¡Eran closets llenos! Los fui regalando a obras de caridad y me quedé con el que voy a usar en Texcoco, que fue el primero. Me lo pongo y canta solito todas las canciones.”

–¿Cuáles son las canciones que más quiere?

–De la época del rocanrol, de los Black Jeans, El tigre, que fue la más fuerte; como solista, Mi pueblo, que fue la primera; La historia de mi amor, La historia de Tommy (Dile que la quiero), Chica mala, Besos por teléfono… esas fueron mis cimientos.

“De la segunda época, Negra paloma, Vaso de vino; más adelante Amorcito loco –un rock de Freddy Mercury de Queen– y luego Tierno, pero, para ser sincero, cada canción uno la hace con tanta ilusión y cariño, con tanto deseo de que la haga suya el público, que no puedo decir cuáles son mis favoritas. Quizá Mi pueblo.

Paul Anka

–¿Qué significa Paul Anka en su memoria?

–Somos buenos amigos. Cuando empecé a grabar sus canciones, me envió un abogado para demandarme; entonces le dije a éste que Paul estaba equivocado porque tenía que demandar a la editora de música, no a mí. “Y dígale a Paul Anka que yo le he hecho ganar muchísimo dinero. Él nunca hubiera podido entrar a México en inglés.

“En español ha sido una versión muy propia nuestra. Me escribió para invitarme a Nueva York a ver un show, y ahí me regaló canciones inéditas para que las siguiera grabando. Posteriormente fui a Las Vegas a hacerle un programa especial de televisión de dos horas. Tengo los mejores recuerdos de él. Debo decir que no me gustaba como cantante, pero sí como compositor.

“Nunca lo imité como cantante, pero las canciones decían mucho de lo que yo quería comunicarle al público.”

César ha participado en 14 películas, como Dile que la quiero, basada en La historia de Tommy. “Fíjate la importancia que tenía entonces la música: que daba nacimiento a películas. Fue de tal éxito de la canción que la llevamos al cine. Para gustar al público, una canción necesita identificarse con el de cierta edad, que su lenguaje toque sus fibras y lo haga emocionarse. Que en los primeros ocho compases haya la suficiente atracción para que la persona haga suya la canción. Si no arranca de la mitad para adelante la gente no la va a hacer propia.

“No hablemos del disco o del casete, sino de emociones. La música, el disco, el show es eso: sentimientos. Cuando un artista comunica algo en el escenario es porque mueve sentimientos.”

“¿Los jóvenes? Yo le debo mucho al programa de televisión Papá soltero, que me permitió un rencuentro con una generación que originalmente no era la mía. La televisión ha tenido un efecto importante, pero todo comenzó desde la música.”

–¿Hay nostalgia por lo que viviste?

–Extraño muchas cosas y no quiero pensar como viejo, como si todo lo pasado fuera mejor, pero creo que se han perdido muchas cosas en el camino, como la seguridad y mucho tiempo; ya no se tiene tiempo para nada. Ya todo es úsese y tírese. El disco ya está desapareciendo, aunque se mantienen los derechos.

“A nuestra generación le gustaba el sentido de pertenencia, de este disco es mío. Ha habido cambios, algunos para bien”, concluyó el también embajador de buena voluntad de la UNICEF.

 
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