Usted está aquí: miércoles 17 de septiembre de 2008 Economía Dinero

Dinero

Enrique Galván Ochoa
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■ El efecto Martini

■ De terroristas

■ El Plan Mérida

Es evidente el daño que el vendaval financiero estadunidense –no ha habido tiempo de bautizarlo, como en su momento al efecto Tequila, o al Tango o al Vodka, así que propongo efecto Martini– está causando a la economía de los mexicanos. A los de aquel lado de la frontera les ha pegado duro en el empleo, centenares de miles trabajaban en la industria de la construcción. Como consecuencia, han bajado los envíos de dinero a sus familias. La Bolsa Mexicana de Valores registra una caída espectacular desde su máximo histórico de 32,836 puntos que alcanzó en octubre de 2007, lo que afecta ahora no sólo a inversionistas ricos sino también a los ahorros para el retiro de millones de trabajadores pobres. Los bancos continúan restringiendo los créditos a consumidores y empresas, y, al mismo tiempo, imponen intereses impagables. Una de las compañías más sólidas, Cemex, anda en graves problemas, entre otras cosas, porque han caído sus ventas… y no es la única. El sector automotriz resiente la baja de sus exportaciones, Chrysler acaba de anunciar el recorte de 300 trabajadores en Saltillo. La inflación está fuera de control, ya no cabe en las cifras laberínticas y engañosas del Banco de México. Una de las causas son los 18 gasolinazos que ha asestado el gobierno federal, presionando las tarifas del transporte de pasajeros y carga, así como el costo de alimentos, medicinas, ropa y todo lo demás. En la percepción de la gente, los gasolinazos equivalen a una devaluación, porque deterioran su poder de compra. Un número incalculable de hombres de negocios huye del país por los secuestros, y desde el sangriento grito de la Independencia moreliano, ¡sólo eso faltaba!, del terrorismo. Se recaudarán 40 mil millones menos de impuestos. Está incrementándose la cartera vencida de Infonavit, otro resultado del explosivo desempleo. Las exportaciones de petróleo crudo de Pemex van a la baja, así como el precio de la mezcla, ya distante de los 100 dólares, reflejo de la desaceleración económica mundial. Las últimas semanas se registra un inquietante disparo del “riesgo país”, el índice que lleva J.P. Morgan. El titular de Hacienda, Agustín Carstens, predice que los meses que le restan al año serán los más difíciles en materia inflacionaria. Ante este panorama preocupante, ¿cómo es posible que el mismo doctor Carstens haya dicho ayer que “no hay preocupación, estamos bien...”, porque el vendaval financiero “no nos afectará negativamente”? Podría haber un par de explicaciones: 1) más que un diagnóstico razonado, expresó un buen deseo (¡se agradece!) o 2) es un hombre despreocupado, de los que dicen al mal tiempo, buena cara (¡qué envidia).

Espantados

Aunque los bancos y las principales compañías no abrieron ayer, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) emitió la siguiente declaración: “El acto terrorista perpetrado en Morelia, Michoacán, la noche del 15 de septiembre contra gente inocente de la población civil, constituye un hecho condenable e intolerable, que demanda todos los recursos, la fuerza del Estado y la unidad nacional para enfrentar a quienes atentan contra la paz y la seguridad de los mexicanos”. Estamos absolutamente de acuerdo. La violencia sin freno causa pavor a los hombres de negocios, se van de México con su dinero, nadie los culparía por ponerse a salvo con sus familias, teniendo recursos para hacerlo. Inclusive –se dice– el acaudalado editor de un diario regiomontano ya vive en Texas. Sin embargo, hay otro tipo de terrorismo –el financiero– que el CCE nunca se ha atrevido a condenar: la sustracción de 400 mil millones de pesos del erario para subsidiar al Fobaproa a fin de que éste enriquezca a un grupo de financieros y políticos, lo cual ha sumido en la miseria a millones de familias. ¿O eso cómo se llama, señor Armando Paredes, presidente del consejo?

e@Vox Populi

Asunto: no quieren soltar el dinero

Vaya lección de dignidad la que nos dan el pueblo y gobierno cubanos. Después del embate de Ike y Gustav, y a pesar de encontrarse en verdadera situación de emergencia, se niegan a recibir las limosnas del gobierno estadunidense. En cambio nuestros gobernantes, en una acción por demás vergonzosa, no sólo piden, sino se atreven a exigir el dinero del Plan Mérida.

Romel Balseca Arrazola/Distrito Federal

R: No les han querido soltar la dolariza porque los conocen bien. Saben que parte se irá a paraísos fiscales, a asegurar el futuro de los políticos. Primero quieren amarrarles muy bien las manos.

Asunto: persecución

Nos cambiamos a nuestro domicilio actual hace cuatro años. Desde entonces hemos recibido cartas y llamadas telefónicas acerca de adeudos de los habitantes anteriores con empresas de ropa y bancos, los más bravos son los de Santander. A los bancos y los despachos de cobranza no les importa verificar que las personas que buscan ya no viven en este domicilio, y han llegado a amenazarnos e insultarnos. Lo peor es que nos exigen que seamos nosotros los que comprobemos que la casa es nuestra desde hace cuatro años, cuando ellos son los que deberían verificar el domicilio de la persona que buscan. ¿Hay alguna instancia donde podamos quejarnos o levantar una denuncia?

Dra. María Eugenia Costas Basin, Facultad de Química, UNAM

R: Sí hay, pero es como si no la hubiera: Condusef. Ni pierda tiempo yendo a quejarse, mejor contrate otra línea telefónica.

 
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