■ El Presidente se compromete a seguir velando por la tropa y aumentar sus salarios

Pide Calderón declarar verdaderamente la guerra a los enemigos de la nación

Claudia Herrera Beltrán

El presidente Felipe Calderón llamó ayer a quienes suscribieron el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad a pasar de las palabras a los hechos y a declarar “verdaderamente” la guerra a los enemigos de México.

Rodeado por los integrantes de su gabinete de seguridad y por generales, oficiales, cadetes y tropa, durante la clausura y apertura de cursos del sistema educativo militar, reconoció a los soldados porque han puesto en el combate a la delincuencia todo su arrojo y capacidad aun a costa de su vida, y expresó que propuso un aumento de 22 por ciento al presupuesto de la Defensa Nacional respecto del aprobado en 2008.

Flanqueado en el presídium por los titulares de Defensa, Guillermo Galván, y Marina, Mariano Francisco Saynez, advirtió que los mexicanos sólo unidos son capaces de derrotar a la criminalidad, porque así “somos invencibles”, y pidió que todos asuman su responsabilidad. Ello se logrará “si cada entidad del Estado y cada expresión de poder nacional, así sea municipal, estatal o federal, hace la tarea y el deber patrio de defender a México de sus enemigos, si nadie se excluye y omite precisamente el cumplimiento del deber”, expresó.

En una ceremonia marcial realizada en la plaza de maniobras del colegio, adonde el michoacano llegó y salió a bordo de una camioneta militar Hummer, reiteró el compromiso de su gobierno de cumplir cabalmente todos los compromisos del acuerdo nacional.

Antes de presenciar el desfile, que esta vez estuvo encabezado por personal femenino que ingresó a escuelas otrora tradicionalmente exclusivas para varones, reiteró que en la guerra contra la delincuencia no habrá tregua ni cuartel y tampoco se claudicará ni titubeará (justamente al pronunciar esta palabra, el mandatario federal trastabilló).

En un discurso en el que pronunció ocho veces la palabra enemigo, señaló que si bien las amenazas en contra de México han cambiado, lo que debe ser indestructible es el amor al país y la profunda convicción de protegerlo, servirlo y engrandecerlo.

“Inspirados en el ejemplo de los Niños Héroes de Chapultepec, todos los mexicanos de nuestra generación tenemos el deber de declarar la guerra a los enemigos de México, porque precisamente sabemos que en esta lucha prevalecerá la nación, como ha prevalecido en estos casi 200 años de gloriosa independencia y libertad”, afirmó.

La patria, insistió, convoca hoy a todos a pelear por ella, porque en 2008 amar a México significa defenderlo de sus enemigos y de las amenazas que se ciernen sobre el país.

Como testigos de su mensaje se encontraban también los presidentes del Senado, el panista Gustavo Madero, y de la Cámara de Diputados, el priísta César Horacio Duarte, así como el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia.

Al final de su intervención se comprometió como comandante supremo de las fuerzas armadas a seguir velando por la tropa y a trabajar “intensamente” para asignarle un salario mejor, ya que es lo menos que se puede hacer por quienes han demostrado en todo momento su patriotismo, lealtad e institucionalidad.

La delincuencia ha llegado lejos

A tono con el discurso presidencial, Guillermo Moreno, director general de Educación Militar y rector de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea, admitió antes que si bien los criminales “han ido demasiado lejos y están confiados en las pústulas de la impunidad”, hoy no tienen escapatoria y no puede haber olvido ni descanso.

Ofreció que bajo el liderazgo del Presidente, que da “rumbo, timón y guía” a México, las fuerzas armadas continuarán dando una férrea batalla contra todos aquellos que, amparados en el anonimato, la complicidad y el poder corruptor, pretenden feudalizar el territorio nacional.

Al advertir que el Ejército y la Fuerza Aérea asumen y respaldan sin reticencias el acuerdo por la seguridad, recomendó a los mil 379 egresados de las distintas escuelas militares que se mantengan alertas a los orígenes, causas y derroteros de la delincuencia organizada, más no bajen la guardia y mucho menos caigan en la tentación, pues cuando por cualquier forma de corrupción doblegan a un servidor público es México el que sale perdiendo.

Les dijo que no es disculpa para nadie que la complejidad, la presión o el desafío económico de cortantes filos internacionales haga que algunos con menos integridad y fortaleza se denigren con su colusión, porque quienes actúan sangrientamente en la ilegalidad tendrán que pagar el grave daño que hacen a la nación.