■ Se le señala como promotora de vejación y humillaciones a indígenas de Bolivia
Protestan por la visita a México de la alcaldesa de Sucre, acusada de represora
Integrantes del Comité Mexicano de Solidaridad con Bolivia realizaron ayer una protesta frente al ex convento de Tlatelolco, en contra de la presencia en México de la alcaldesa de Sucre, Aydé Nava, por haber promovido la vejación y humillación de un grupo de indígenas el pasado 24 de mayo.
El ataque ocurrió en la ciudad boliviana de Sucre, donde gobierna la alcaldesa opositora al presidente Evo Morales. De los municipios aledaños a la urbe mestiza en el Departamento de Chuquisaca habían llegado miles de campesinos indígenas para participar en un acto en el que el mandatario iba a entregar obras sociales para las comunidades rurales.
Pero los dirigentes del llamado Comité Interinstitucional, entre ellos Fidel Herrera y la alcaldesa Nava –que en estos días está de visita oficial en México para participar en una reunión regional sobre los festejos del bicentenario de la Independencia que se realiza en Tlatelolco– resolvieron que Morales no pisaría Sucre, “territorio camba” (no indígena) y movilizaron a una multitud para tomar el estadio en el que estaba programado el acto.
Al grito de “¡Fuera cholos de mierda!” y lanzando gases lacrimógenos y petardos de dinamita que les habían sido dotados en abundancia días antes, las bases del comité tomaron el estadio local, obligando a las columnas de la policía nacional y del ejército a replegarse. Aydé Nava, en persona, caminó frente a la multitud y acudió a negociar la salida de las guardias presidenciales de la ciudad. Así está registrado en el trabajo del cineasta Carlos Brie, Ofendidos y humillados, un documental que nunca ha sido transmitido en la televisión comercial boliviana.
Servidora pública de unos cuantos
A partir de la intervención de la funcionaria, Sucre quedó en manos de una multitud enardecida que se lanzó contra las columnas de campesinos que llegaban a pie a la ciudad a recibir a Evo Morales, sin saber que el acto había sido cancelado.
“Nos han escupido, nos han vejado, apedreado. Nos han sentenciado a muerte”, relatan en el documental los indígenas que sufrieron esta embestida del racismo desatado. Una veintena de mujeres y hombres comparecen ante las cámaras del documentalista, descalabrados, con los rostros bañados en sangre y lágrimas de humillación.
En el video se ve cómo los grupos de indígenas son rodeados por una multitud. Casi ninguno de los agresores podría ser llamado “blanco” por sus rasgos, pero expresan su odio a los “indios”. Los persiguen hasta un bosquecillo cercano. Ahí son rodeados: “¡Que los quemen!”, gritan los más exaltados. Una a una, las mujeres aterradas se van entregando y entre escupitajos, patadas e insultos abordan camionetas que las llevan a refugiarse a la comisaría de la policía.
Un grupo de hombres, en su mayoría autoridades de las comunidades indígenas, deciden “entregarse” a la muchedumbre para evitar una masacre. Son 14. En hilera, a rastras, entre gritos de “¡mátenlos!” los llevan a una plaza. Ahí, quienes dirigen a la multitud les arrancan las camisas, los arrodillan, les obligan a quemar sus ponchos y sus sombreros, la indumentaria que los identifica, sus pancartas de bienvenida al presidente y su bandera, la wiphala que representa el arcoiris de la diversidad. Por momentos alguno se lanza sobre ellos con una patada, una bofetada. Un hombre derrama lágrimas mientras otros, poco menos morenos que él, le tiran del cabello para que diga “muera el Evo”.
Al final, los exaltados sucrenses entonan su himno frente a la ignominiosa escena de los indios arrodillados y humillados. La alcaldesa Nava, el líder opositor Herrera y otros funcionarios que instigaron estos hechos, entre ellos el rector de la Universidad de San Francisco Xavier, son investigados por la fiscalía nacional y la comisión de derechos humanos. Hasta ahora no han pedido disculpas por lo ocurrido.
Con información de Georgina Saldierna