Desde el otro lado
■ El contrataque
No pasó mucho tiempo para que Barack Obama tuviera una contundente respuesta a su promesa de cambio, salud para todos, más impuestos a quien más gana, nuevas fuentes de energía, protección al ambiente y menos soldados en Irak. La semana pasada se respondió a ello no con argumentos, sino con sorpresas.
Como quien saca un conejo de la chistera y ante la incredulidad de sus propios compañeros de partido, John McCain, candidato republicano a la presidencia, escogió como candidato a la vicepresidencia a Sarah Palin, una desconocida que gobierna el estado Alaska, a más de 6 mil kilómetros del corazón de la política estadunidense. Palin llega a la candidatura dejando a un lado a políticos tan experimentados como Rudy Guiliani, ex alcalde de Nueva York, y Joe Liberman, ex candidato a la vicepresidencia. La razón principal: congraciarse con el ala más conservadora de su partido.
La segunda sorpresa: el discurso de Palin, o más bien la colección de viñetas sobre su azarosa vida en Alaska, su firme defensa de los valores más conservadores de la sociedad estadunidense, el amor a su familia y la admiración que siente por el heroísmo de McCain. Salud, impuestos, ambiente, Irak, fueron ignorados en su intervención. Lo que tal vez no sorprendió es la forma agresiva en que fustigó las cualidades de Obama.
Se esperaba que McCain aprovecharía su toma de protesta para hacer una contrapropuesta a su rival. De nuevo dejó con un palmo de narices a quienes lo pensaron así, pues dedicó la parte sustancial de su intervención a ilustrar una biografía en la que, familia y ejército son parte de la simbiosis que culmina en las enseñanzas que dejaron su cautiverio, después que su avión fue derribado durante los bombardeos a Vietnam. La sustancia en propuestas sobre un proyecto de gobierno fue magra y si acaso mencionó su compromiso de no aumentar impuestos y reducir sustancialmente la intervención gubernamental en la conducción del país. Es justo mencionar que se abstuvo del ataque personal a su rival, llamándolo a deponer la “política partidista” en bien de la nación, dejándole el papel del “policía malo” a Palin.
Dejo para otra ocasión un comentario sobre la insólita cuasi-ausencia del tema migratorio. De acuerdo con el New York Times, en los principales discursos en ambas convenciones, la palabra inmigración se mencionó sólo cuatro ocasiones. Puede ser evidencia de lo candente, o del poco interés sobre el tema. Lo veremos cuando la audiencia sean los votantes latinos.