■ Pablo Soler Frost presentará en Bellas Artes su libro
Guión, viaje y película, génesis de la novela Yerba Americana
■ “Robé a los actores una parte de sí para llenar a los personajes”
Ampliar la imagen Pablo Soler Frost: no sé en que me he convertido Foto: Yazmín Ortega Cortés
El guión se convirtió en película y la película en novela. Ese proceso inverso fue el que dio origen al nuevo libro de Pablo Soler Frost, Yerba Americana: primero escribió el guión para la película que lleva el título de 40 días; la cinta se filmó en México, pero sobre todo en territorio estadunidense, bajo la dirección de Juan Carlos Martín. Después Soler Frost trasladó la acción a las páginas.
“Leer un guión de cine es muy difícil a menos que seas parte de ese medio o estés muy educado en las imágenes. En realidad un guión es un texto muy árido, justamente tiene que ser así porque van a ser actores, director y fotógrafo quienes lo van a llenar de vida. Leer una novela, en cambio, es algo a lo que todos estamos acostumbrados, todos lo podemos hacer. Está más al alcance de todos y había cosas que tenía ganas de decir acerca de los personajes que no estaban en el guión”, dice el autor en entrevista.
Pablo Soler (ciudad de México, 1965) no sólo escribió el guión, sino que viajó con director, actores y todo el equipo de filmación. Ese viaje le permitió aprender más cosas de los personajes a partir de la forma en la que fueron interpretados por Luisa Sáenz, quien da vida a Ecuador, Andrés Almeida (Pato) y Héctor Arredondo (Andrés).
Así los personajes “se fueron amoldando a la realidad material y espiritual de los actores. Al final les robé a los actores parte de sí para que los personajes de la novela fueran menos áridos.
“De la imaginación y de la puesta en escena surgieron algunas riquezas que no había incluido en los personajes, luego, sin duda, el hecho de realizar el viaje que habíamos imaginado –todo surgió a partir de una idea de Carlos Martín de ir en coche a Nueva York–, pero evidentemente yo no había pasado jamás por los lugares que aparecen en la película.”
Este guión convertido en novela –y que se encuentran respectivamente en los géneros del road movie y road novel– “aporta en cuanto al procedimiento técnico, es decir, no creo que existan muchos guiones que después se hayan convertido en novelas, o que haya muchos escritores que hayan podido ver a sus personajes encarnados y que hayan aprendido de lo que los actores estaban haciendo y puedan usar ese conocimiento para insertarlo dentro de la novela, entonces, en ese sentido, por lo menos podría decir que hay un procedimiento narrativo ligeramente novedoso”.
Tierra de contrastes
El viaje los llevó a distintas ciudades de Texas, Louisiana, Alabama, Virginia y así hasta llegar a Nueva York y de regreso pasando por Ohio, Kansas, Colorado, Arizona y California.
“Fue un viaje generoso, cansado, encontré que Estados Unidos es mucho más abierto de lo que pensaba, que México es mucho más difícil de lo que yo creía; encontré que es posible la camaradería, la amistad, esa cosa que tienen los equipos desde los de futbol americano hasta los crews de cine, que es apoyar a cada uno de los miembros para que realice lo que tiene que hacer de la mejor manera posible.
“Fue un viaje muy enriquecedor en el sentido de que me otorgó de nuevo cierta esperanza en mí y en los demás.”
Este periplo se parece mucho al que ha realizado como escritor, desde que a los 17 años publicó su primer libro: “cuando comencé a escribir era yo un lobo estepario, solitario, ahorita no sé exactamente en qué clase de animal me he convertido”.
La película 40 días se estrena en estos días y Yerba Americana, publicado por la editorial Era, se presenta el 23 de septiembre, a las 19 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes (Eje Central y Avenida Juárez).