Usted está aquí: viernes 5 de septiembre de 2008 Cultura Recibió José Solé la medalla de Bellas Artes por su quehacer en el arte escénico

■ El homenajeado fue recibido con una larga ovación de sus colegas, alumnos y amigos

Recibió José Solé la medalla de Bellas Artes por su quehacer en el arte escénico

■ La profesión teatral es de constancia, de no frustrarse, dijo el director a los jóvenes

Carlos Paul

Ampliar la imagen José Solé, anteanoche, en el Palacio de Bellas Artes, durante el reconocimiento a su trayectoria artística José Solé, anteanoche, en el Palacio de Bellas Artes, durante el reconocimiento a su trayectoria artística Foto: José Carlo González

En una sencilla ceremonia que no duró más de 30 minutos, acto en el que se le entregó la medalla de Bellas Artes por su trayectoria artística y con la escenificación de la obra Los empeños de una casa, se rindió homenaje al maestro y director de escena José Solé (DF, 1930) la noche del miércoles en el Palacio de Bellas Artes.

Antes de las palabras de María Teresa Franco, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), única oradora durante el acto, Solé fue recibido de pie con una larga y cálida ovación por colegas, alumnos y amigos de distintas generaciones de la comunidad teatral.

En la ceremonia, el homenajeado comentó de manera breve sentirse como en su casa, pues en en el edificio del Palacio de Bellas Artes se encontraba la Escuela de Arte Teatral, donde realizó sus estudios de actuación a la edad de 15 años.

Luego fue maestro en esa escuela y director de la misma, hasta llegar a ser el titular de la Coordinación Nacional de Teatro del INBA.

Tras agradecer y recordar a algunos de los muchos directores que fueron sus maestros, así como escenógrafos y compañeros, Solé evocó una de las frases que le aconsejaban en sus tiempos de estudiante: “El teatro es como el toreo, hay que saber torear todos los toros.

“Aprendí también –añadió– de los tramoyistas, quienes me enseñaron desde amarrar una escenografía hasta cómo desplazarla.”

Invaluable legado

En entrevista con La Jornada, Solé, director de obras como Amadeo, de Ionesco; Moctezuma II, de Sergio Magaña; La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca; La Orestiada, de Esquilo; Sueño de una noche de verano, de Shakespeare, y las más recientes Doce hombres en pugna, de Reginald Rose, y Los empeños de una casa, de Sor Juana Inés de la Cruz, compartió su concepción de hacer teatro.

“Hay que saber torear cualquier toro, es decir, si el toro es teatro comercial, hay que hacerlo comercial, o si se trata de una obra clásica, hay que darle todo el clasicismo o, si es de tesis, darle toda la profundidad de tesis. Eso es lo que quiero decir que, como en los toros, hay que torear el que salga.”

A los jóvenes, abundó el autor de Creación colectiva, fórmula para el nuevo teatro, “les diría que esta profesión es de constancia, de no frustrarse si algo no sale como uno quisiera. Hay que aprender y seguir adelante”.

En su momento, la titular del INBA destacó, entre otras cosas, que José Solé “ha sido un actor ampliamente reconocido por la crítica, uno de los directores de escena más constantes que haya dado México en las pasadas décadas y, por si fuera poco, también un productor de la cultura que, con su trabajo libre y cotidiano o desde las instituciones, ha impulsado proyectos cuya importancia se puede tasar por su permanencia.

“Además de su consabida bonhomía y el fervor con que se ha consagrado a compartir su larga experiencia, el legado del maestro Solé es un invaluable cúmulo de aproximaciones al hecho teatral, en todos los géneros, que hoy pertenece a nuestra memoria colectiva y, sin lugar a dudas, también a nuestro vasto patrimonio cultural”, apuntó Franco, para luego distinguirlo con la medalla de Bellas Artes y dar paso a la función de Los empeños de una casa.

 
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