Usted está aquí: viernes 5 de septiembre de 2008 Economía Más flexibilidad en la ayuda para el desarrollo, pide BM

■ Se complican esfuerzos contra la pobreza

Más flexibilidad en la ayuda para el desarrollo, pide BM

Reuters

Accra, Ghana, 4 de septiembre. Los altos precios de los alimentos y los combustibles amenazan con sumir en la pobreza a millones de personas, por lo que el mundo debe encontrar maneras más flexibles y efectivas de entregar ayuda para combatir este “riesgo doble”, señaló el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick,

El funcionario manifestó que canalizar las donaciones mediante los presupuestos nacionales de los países receptores, apoyar su capacidad de administrarlo y promover un sector privado dinámico, eran formas de mejorar la ayuda para el desarrollo.

“Es de sentido común que debemos lograr que la ayuda funcione mejor”, señaló Zoellick durante un foro acerca de la efectividad de la ayuda en Accra, Ghana, en el que participaron expertos en desarrollo, ministros e importantes funcionarios.

También indicó que los fuertes aumentos en los precios de los alimentos y el combustible durante el último año complicaron los esfuerzos internacionales por reducir la pobreza.

“Es un riesgo doble (que) los precios del petróleo y de los alimentos lleven a 100 millones de personas de vuelta a la pobreza, y en consecuencia, reviertan los esfuerzos de nosotros, la gente aquí presente”, sostuvo Zoellick.

“Este problema de hambruna, acentuado por los altos precios de los alimentos, no desaparecerá pronto, por lo que el Programa Mundial de Alimentos (de Naciones Unidas) y otros necesitarán mayor flexibilidad y una asistencia alimentaria más predecible”, agregó.

También pidió el levantamiento de las prohibiciones de exportación impuestas por algunas naciones, y argumentó que ello limitaba la capacidad de los programas de ayuda para obtener alimentos de manera rápida para responder a las necesidades humanitarias.

Según los críticos, la efectividad de los más de 100 mil millones de dólares en ayuda internacional que se canaliza al mundo en desarrollo cada año, se ve por lo general socavada y obstruida por asuntos burocráticos, retrasos, e intereses políticos.

Las preocupaciones en torno a la corrupción y el despilfarro de la ayuda, especialmente en los estados más débiles de África, también han generado un debate acerca de cuánto debieran los gobiernos donantes intentar mantener el control y supervisar sus programas de asistencia.

 
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