■ Es un “crimen cultural”, manifiestan defensores de una histórica colina romana
Amenaza la construcción de un estacionamiento subterráneo vestigios de una “Pompeya secreta”
Roma. Una de las esquinas mas bellas e históricas de Roma será sacrificada en breve para construir un estacionamiento subterráneo de siete pisos, a menos que el ministro italiano de Cultura ordene un cambio de curso tan dramático como costoso.
Partidarios del estacionamiento afirman que es la forma de librar de embotellamientos el Tridente, esquina del centro romano formada por las calles que arrancan de la Piazza del Popolo. Los opositores lo llaman un “estacionamiento sacrílego”, un “crimen cultural”, y comparan la excavación de la colina en el centro de Roma con la destrucción de los Grandes Budas de Bamiyán por el talibán.
Gianni Alemanno, nuevo alcalde centroderechista de la ciudad, se pronunció contra el estacionamiento en su campaña electoral, pero las obras ya están en marcha y, si fueran canceladas, la pena convencional podría ascender a 40 millones de euros. El alcalde encabezó este martes una reunión sobre el tema, pero ahora el ministro de Cultura, Sandro Bondi, ha intervenido y afirma que la colina es una cuestión de importancia nacional y que él tendrá la última palabra.
La colina es conocida como el Pincio y, hacia el fin de la república romana, Lúculo, el filósofo-general que conquistó el norte de Anatolia y llevó los cerezos a Europa, construyó una magnífica villa en sus alrededores. Más tarde la libidinosa emperatriz Mesalina, esposa de Claudio, se apoderó de la finca y obligó a su propietario a suicidarse. Luego ella fue asesinada en los jardines de la villa, que allá por el siglo XVIII fue transformada en jardín público por el arquitecto neoclásico Valadier.
El Pincio es una de las esquinas más bellas de Roma. Allí se encuentra la Villa Médicis, donde Galileo estuvo cautivo durante su proceso y desde la cual se tienen vistas espectaculares hasta la Plaza de San Pedro y más allá. Pero si los planes respaldados por Walter Veltroni, predecesor de Alemanno, siguen adelante, se convertirá en un gigantesco sitio en construcción, al levantarse un estacionamiento para más de 700 vehículos.
La idea es que, cuando el polvo se asiente, el Pincio tendrá un aspecto muy semejante al actual, pero tal opinión fue rebatida por Giorgio Muratore, profesor de arquitectura y miembro de un grupo designado por el alcalde para asesorarlo sobre el proyecto. Muratore dijo que el plan es “una monstruosidad”.
Una de las pérdidas más lamentables sería la de la plaza panorámica en la cima de la colina, “que en gran parte se redefiniría meramente como el techo” del estacionamiento, con “grandes rotores de ventilación, extensas rejillas, escaleras de acceso y salidas de emergencia”. Los turistas “caminarían entre rejillas de ventilación fijas en el techo de un gigantesco estacionamiento”.
Grupos ambientalistas se oponen férreamente al proyecto, y Carlo Ripa di Meana, de 79 años, dirigente de la organización Italia Nostra y ex líder del partido verde italiano, ha amenazado con ponerse en huelga de hambre si sigue adelante.
Los opositores se vieron alentados al revelarse la semana pasada que la colina contiene una riqueza en antiguos vestigios romanos, una “Pompeya secreta”, que los arqueólogos apenas comienzan a explorar. Angelo Bottini, superintendente especial de los bienes arqueológicos de Roma, señaló: “Cuarenta por ciento de la zona donde se pretende construir el estacionamiento está ocupado por restos arqueológicos”.
Chico Testa, ambientalista que apoya el estacionamiento, advierte: “No debemos ser provincianos. Cualquiera que se dé una vuelta por Europa ve que en todas las capitales se encuentran estacionamientos subterráneos en los lugares más céntricos, y los autos estacionados no saturan el pavimento, como ocurre aquí”.
Allan Ceen, profesor estadunidense de historia de la planeación urbana, radicado en Roma, participante en la campaña contra el estacionamiento, hace notar que otro enorme estacionamiento subterráneo llamado el Gallopatoio, apenas a 130 metros del Pincio, tiene una subocupación crónica, al punto de que ha sido vendido en parte y ahora alberga un centro de salud. Sin embargo, se expresó pesimista sobre el resultado: “Me parece que seguir con la construcción es una decisión tomada. El alcalde, como su predecesor, cederá ante el aspecto monetario”.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya